Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. Salmo 100:5 (NVI)

Cada semana ella estaba en la puerta, dándonos la bienvenida al entrar para tomar nuestros asientos. Su nombre era Anna Mae y yo la quería.

Después de haber escuchado un álbum de niños cantando se encendió una idea en su corazón generoso. ¿Y si utilizaba el cuarto vacío del coro durante la escuela dominical para juntar a los niños y las niñas y formar un coro? Ella hizo realidad su idea.

Como una de las niñas de su coro recién formado, cada domingo por la mañana, yo estaba emocionada de unirme a nuevos amigos y entusiasmada por aprender mi parte. No veía la hora de disfrutar del cariño y cuidado de Anna Mae.

Aún hoy puedo cantar aquellas canciones. Suena distinto, pero ¡el gozo es el mismo! ¡Soy una promesa! ¡Soy una posibilidad! ¡Soy grande, grande en capacidad!

Algunos en la iglesia no estaban de acuerdo con que los niños faltaran a la escuela dominical simplemente para aprender canciones. Pero se estaban perdiendo de lo que realmente estaba pasando en el cuarto de arriba. Anna Mae derramaba el amor de Jesús en nuestros corazones semana tras semana, por medio de la música. Mi mente absorbió las palabras poderosas creadas de la poderosa Palabra de Dios. ¡Empecé a creer que mi yo de 10 años tenía potencial y un propósito!

Otras canciones me enseñaron a seguir los caminos de Dios para encontrar lo mejor de Él para mi vida. Aprendí a empezar cada día alabándole. El Salmo 100 musicalizado y sembrado en mi corazón, me enseñó cuánto Dios me ama y me amaría durante mi vida entera: Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. (Salmo 100:5)

Cuando era jovencita creía la Palabra de Dios y empecé a escuchar y obedecer Su voz. Tal y como dice Su Palabra, Dios sigue mostrándome que Él es bueno, Su amor es eterno y Su fidelidad llega a todas las generaciones.

Hoy, soy un tipo de Anna Mae a muchas niñas pequeñas, transmitiéndoles la verdad del amor de Dios a ellas por medio de mis escritos.

Anna Mae no tenía ninguna formación musical. Ella era simplemente una mujer que amaba a Dios y compartió ese amor con los niños. Sin duda, soy la mujer que soy, en parte, por su don sencillo de amor.

¿Qué don tienes para ofrecer a Dios, incluso un pequeño don, que podrás invertir en los niños? A pesar de lo que pensamos, no es necesario tener una plataforma o una posición para ofrecer un don que marque la diferencia en otra persona. Nunca sabes cómo Dios puede multiplicar tu pequeña ofrenda y convertirla en algo grande.

Jesús, enciende en mi hoy Tus pensamientos de cómo un don pequeño podría multiplicarse en algo grande y luego empodérame para poner en acción Tu idea. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Mateo 17:20, Jesús les dijo: – Por causa de la poca fe de ustedes. Porque de cierto les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: “Pásate de aquí, allá”; y se pasará. Nada les será imposible. (RVA-2015)

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¿Cómo podrás tener un impacto similar en la vida de otra persona?

© 2021 por Lynn Cowell. Todos los derechos reservados.