Luego le dijo a José:—Ya había perdido la esperanza de volver a verte, ¡y ahora Dios me ha concedido ver también a tus hijos! Genesis 48:11 (NVI)
"Mamá, extraño la casa en donde vivíamos", susurró mi adorable niña. Le pregunté por qué y esperaba escuchar pensamientos sobre nuestro exuberante patio trasero o su habitación color rosa.
"Estábamos tan… felices allí". Su tierna honestidad atravesó mi corazón. Afirmé sus sentimientos y procedí a nombrar algunos puntos positivos sobre nuestra vida actual, pero no pude ignorar la realidad que tan sabiamente había identificado.
Éramos felices allí, en nuestra temporada de "antes". Antes de que un diagnóstico agonizante sacudiera a nuestra familia. Antes de una mudanza a través del país y la pérdida de una comunidad solidaria. Antes de que las múltiples dificultades nos desgastaran con una implacabilidad feroz.
La pérdida de una temporada “anterior” a menudo nos deja indiferentes y sin esperanzas. Nos preguntamos si la vida puede volver a ser buena, como lo era antes del diagnóstico, la pérdida del trabajo, la crisis, la muerte o la aventura. Antes de que las luces se apagaran y la vida dejara de tener sentido.
Este dolor del alma presiona con fuerza el músculo de nuestra fe, a veces incluso amenaza con desgastarlo. Y cuando estas agotadoras temporadas desempacan sus maletas y se demoran un rato, es fácil comenzar a creer: Mis mejores días se quedaron en el pasado.
El patriarca Jacob también experimentó una temporada “antes”, antes de la pérdida y presunta muerte de su amado hijo, José. Aunque Jacob tuvo muchos hijos, Génesis 37:3 nos dice que “… amaba a José más que a sus otros hijos” (NVI).
Desafortunadamente, este favoritismo llevó a los hermanos celosos de José a venderlo como esclavo y fingir su muerte. Con escalofriante engaño, le presentaron a Jacob la túnica de diversos colores ensangrentado de José, quien se entristeció profundamente.
Si bien las Escrituras no nos dan muchos detalles, podemos suponer la profundidad del trauma de Jacob. Podemos imaginar la forma en que esta enorme pérdida desgarró su alma y nubló su mente. No creo que sea exagerado imaginar que Jacob nunca fue tan alegre desde ese día en adelante. Quizás, como nosotras, creía que nunca volvería a llegar una temporada de alegría.
Y, sin embargo, la conclusión de Génesis revela la exquisita historia que Dios había estado escribiendo durante esos días oscuros: José, vivo y coleando en Egipto, finalmente se reunió con su padre. Nuestro versículo clave relata las tiernas y conmovedoras palabras pronunciadas por Jacob (también llamado “Israel”): E Israel dijo a José: —Ya había perdido la esperanza de volver a verte, ¡y ahora Dios me ha concedido ver también a tus hijos! (Génesis 48:11, NVI)
¡Qué resolución! Jacob no solo tiene a su hijo de regreso, sino que también experimenta el gozo de conocer a sus nietos. Después de años de angustia, Dios llevó a Jacob a una temporada copiosa en la cual disfrutó de 17 años con José.
Cuando lleguen las temporadas de pérdida, no olvidemos la verdad de que Dios siempre, siempre obra para nuestro bien. Él nos ama profundamente y nunca dejará de actuar en nuestro favor, incluso cuando no entendamos Sus caminos, porque lo que es oscuro para nosotras no lo es para Él.
Es posible que tu y yo no recibamos el final que elegiríamos, pero podemos elegir confiar en el Dios que quiere lo mejor para nosotras. Es tentador sacar conclusiones sobre el final de la historia cuando estamos en medio de ella. Pero, ¿y si nos apoyamos en ese músculo de la fe de manera más profunda? ¿Qué pasaría si nos aferramos a la verdad con todas nuestras fuerzas y confiamos en Dios para escribir el final que Él sabe que necesitamos?
En épocas de dolor, podemos obtener esperanza y fortaleza de esta historia de Jacob y José. En lugar de apartarnos de Jesús, podemos correr hacia Él y confiar nuestra aflicción y decepción en Sus manos llenas de cicatrices. Podemos rechazar la mentira del enemigo de que la alegría nunca volverá a nuestra vida.
Querida, tus mejores días no han quedado atrás. En Jesús, sabemos que cada temporada tiene un propósito divino. Y así como Dios fue fiel a Jacob y José, Dios también te será fiel a ti. Nunca abandonemos la esperanza de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.
Padre, gracias por obrar el bien a mi favor en cada temporada. Confío en Ti y creo que Tú tienes mejores días para mí. Mientras espero, ayúdame a inclinarme en la fe y encontrar el gozo justo donde me encuentro hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.
Como devocional patrocinado, las dos secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés.
RECOMENDAMOS
¿Quieres más recursos traducidos al español? ¡Inscríbete para recibir notificaciones mientras ponemos a tu disposición más y más recursos de Proverbs 31 en español! Visita hoy nuestra página Aprende Más e inscríbete para obtener las actualizaciones más recientes.
CONÉCTATE
Visita el sitio web de Meredith, donde puedes obtener tu descarga gratuita del recurso "10 Joy-Inducing Promises to Claim". ¡También puedes seguirla en Instagram para obtener más contenido alentador!
PROFUNDICEMOS
Salmo 27:13-14, ¡Oh, si yo no creyese que he de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes! Espera en el SEÑOR. Esfuérzate y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el SEÑOR! (RVA-2015)
¿Qué te está robando el gozo en esta temporada? ¿Cuál es una promesa de Dios que puedes afirmar hoy? Comparte en los comentarios, ¡queremos animarte!
© 2021 por Meredith Houston Carr. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.