Devocionales

Lo mejor está por venir

Anitha Abraham 1 de septiembre de 2021
»Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes. Joel 2:28 (NVI)

Este mes celebro un cumpleaños grande. Uno realmente grande. Hay algo en estos años importantes que te inspira a hacer un inventario de tu vida.

Para mí, comienza con el hecho obvio de que estoy envejeciendo. Me miro en el espejo y noto algunas arrugas adicionales y una cana... o dos.

Pero hay más: ¿Ese niño me acaba de llamar "señora"? ¿Cuál era el nombre de la persona que acabo de conocer? ¿Por qué mi oftalmólogo usó la palabra "bifocales" en nuestra conversación? Todos sostienen su teléfono a 2 metros de distancia, ¿verdad?

A pesar de caer en la categoría de "mayores y más sabios", me doy cuenta de que la parte más sabia es discutible. En el pasado, no siempre tomaba las mejores decisiones y, lamentablemente, todavía no me salen bien todas las cosas. Todavía lucho con las inseguridades. Todavía me sorprendo comparando y quejándome cuando sé que debería estar contenta.

Mirar hacia atrás fue esclarecedor, así que también comencé a mirar hacia el futuro. Escribí mis objetivos y tracé el camino para llegar allí ... todo con la comprensión de que incluso los planes mejor diseñados no están garantizados.

Afortunadamente, las Escrituras brindan mucho consuelo, incluido el libro de Joel. Si bien el mensaje profético fue dirigido a los hijos de Israel, podemos ver el corazón de Dios para todo Su pueblo. Dios dice: “«Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas” (Joel 2:25, NVI, énfasis añadido).

Para muchas de nosotras, este es un pasaje familiar de las Escrituras. A menudo nos enfocamos en el comienzo del versículo, pero la siguiente frase que resalté también es clave: "... que envié contra ustedes". Israel no era ajeno a las adversidades. Pero en este caso, sus desafíos no fueron el resultado del gran y malo Egipto ni de los filisteos gigantes.

Esta vez, Dios los estaba castigando por su desobediencia. Para una sociedad que dependía de sus cultivos para alimentarse y ganarse la vida, la plaga de langostas ciertamente fue devastadora. Israel lo había provocado.

Desafortunadamente, puedo relacionarme con Israel. Sé muy bien que algunas de mis temporadas de "langostas" no fueron causadas por nadie más que yo. Estaba cosechando las consecuencias de las semillas que había sembrado.

Aunque Dios disciplinó a Israel por sus pecados repetidos, este mismo Dios también los favoreció debido a Su gran gracia. Mientras seguimos leyendo el pasaje, Dios también promete darle a Su pueblo lo que no se merece. Tendrán abundancia. Lo alabarán con alegría. Nunca serán avergonzados. (Joel 2:26-27)

Justo cuando crees que no puedes pedir más, Dios declara, “»Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes” (Joel 2:28).

Lógicamente, pareciera que soñar es para los jóvenes, pero no es así como se presenta aquí. Joel 2:28 le da algo de esperanza a esta cumpleañera. Aún cuando las canas continúan apareciendo y los ojos se entrecierran para ver, todavía puedo soñar con lo que está por venir. El Dios al que servimos puede convertir nuestros últimos años en nuestros años más grandes.

El viaje por mis recuerdos relató algunas experiencias dolorosas. Sin embargo, también me recordó esta verdad inmutable: Dios es fiel. Él cumplirá todos los propósitos que tiene para mi vida y la tuya.

Nuestro pasado, restaurado.

Nuestro presente, satisfecho.

¿Y nuestro futuro? Sueña.

Amado Padre celestial, estoy muy agradecida de que mi vida esté en Tus manos. Gracias por cada lección que he aprendido en el camino. Puedo caminar libre de los errores de mi pasado y seguir adelante con esperanza para mi futuro. Ayúdame a darte gloria en todo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 139:5-6, Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo. (NVI)

¿Cómo has visto a Dios redimir experiencias desafiantes de tu pasado? Comprométete a orar por los sueños que tienes para tu futuro.

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tu opinión en los comentarios.

© 2021 by Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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