Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! 2 Corintios 5:17 (NVI)
Tenía un plan específico para mi tarde del miércoles.
Recoger a mis hijos de la escuela. Llevar a un niño a la práctica de basketball. Dejar al otro niño en casa de un amigo. Ir por gasolina, recoger a los niños e ir a casa.
Mi margen era pequeño. Tenía muy poco tiempo para forzosamente añadir algo más a mi día y entonces, lo inesperado pasó.
¡Tuve un accidente automovilístico!
Muchos factores influyeron en mis emociones en ese momento. El accidente fue mi culpa. Sucedió en un momento muy difícil financieramente para mi familia. Todavía necesitaba gasolina. El reloj seguía corriendo. No se suponía que esto sería parte de mi miércoles.
Este contratiempo no planeado causó que todos mis errores más recientes resurgieran en mi mente y unieran fuerzas en mi contra. Pronto, me encontré a mí misma cayendo en espiral por un pozo profundo de desánimo. Esto era otra cosa más para la que no tenía tiempo.
Después de que el camión que golpeé se fue, me fui al estacionamiento de un supermercado, descansé mi cabeza sobre el volante y empecé a llorar. Era simultáneamente un llamado de misericordia, en lo que sentía como una larga temporada de dificultades y un llamado de ayuda.
Todo dentro de mí se sentía atorado, reviviendo el momento justo antes del accidente. Pensamientos que no cambiaban mis circunstancias, daban vueltas en mi cabeza. Si tan solo hubiese desacelerado en la intersección podría haber evitado esta catástrofe. Esto es un completo desastre. Desearía que no hubiera pasado.
Ninguno de estos pensamientos era productivo, ni capaz de cambiar la realidad de mi accidente.
Algunas veces la vida nos hace sentir atoradas o demasiado arruinadas para empezar otra vez.
Las relaciones rotas se ven irreparables.
Los fracasos de la vida parecen insuperables.
Los errores inesperados se sienten abrumadores.
Cuando nos encontramos nosotras mismas en este lugar, podemos recordar la verdad que encontramos en la Palabra de Dios: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17).
Aquí en 2 Corintios, el apóstol Pablo nos recuerda que no tenemos que estar atoradas en nuestros errores porque hemos sido renovadas en Cristo Jesús. Originalmente, él estaba escribiendo a los nuevos cristianos en Corinto. Estos corintios, que se convirtieron en cristianos gracias al mensaje de Pablo, batallaban con la nueva libertad en Cristo debido a las poderosas influencias seculares y paganas presentes en Corinto.
Pablo les recuerda a los cristianos corintios, tal como nos recuerda a nosotras hoy, que cuando ponemos nuestra esperanza en Jesucristo somos hechas nuevas. Todo acerca de nosotras es hecho nuevo, incluyendo nuestra perspectiva. Nuestra relación con Cristo no nos permite cambiar nuestro pasado, pero hará nuestro futuro nuevo en Él. Aunque previamente nos hayamos sentido atadas a nuestros errores, Dios dice: te daré un lente nuevo con el que verás tu vida.
Cristo dice que los errores en tu vida no te definen; Él lo hace. Aunque hayas cometido errores en tu pasado, hay esperanza en tu futuro. Puedes empezar de nuevo. Ya sea una relación, un mal hábito o un terrible error: no importa lo que sea, puedes empezar otra vez.
Esto fue verdad para mí la tarde de aquel miércoles, y es verdad para ti hoy. Me sequé los ojos, salí del estacionamiento, fui por gasolina, recogí a mis hijos y fui a casa.
Mi día no salió tal cual lo había planeado, pero Dios ya sabía que eso pasaría. Él tiene un plan perfecto que incluye los eventos imperfectos de mí vida. Y Él ha hecho lo mismo para ti también.
No tenemos que estar atoradas en los errores de nuestro pasado; podemos empezar de nuevo y abrazar la esperanza de nuestro futuro.
Querido Dios, gracias por la promesa de hacer todo nuevo para quienes están en Cristo Jesús. Ayúdame a creerlo. Cuando esté tentada a quedarme atorada o desanimada, recuérdame cómo Tú renuevas todas las cosas en mi vida. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Isaías 43:18-19, «Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? (NVI)
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