Lámpara es a mis pies Tu palabra, Y luz para mi camino.. Salmos 119:105 (NBLA)
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La noche nunca había parecido tan oscura.
Era la primera vez como consejera de un campamento, y entretenía a un grupo de niños pequeños. Acabábamos de prepararnos para ir a dormir cuando una de las niñas me dijo que necesitaba su medicamento antes de irse a la cama.
Estábamos en una gran cabaña en lo alto de una colina con vista a otra cabaña grande situada más abajo, donde se guardaban todos los suministros protegidos, como medicinas.
No sabía por qué esta niña no había recibido de parte de un supervisor del campamento, lo que ella necesitaba antes de que nos fuéramos a dormir. Tampoco sabía qué pasaría si ella no lo recibía. Así que mi mente de adolescente estaba decidida: íbamos a conseguir su medicamento.
Con una pequeña linterna y su manita en la mía, partí hacia la oscuridad de la noche.
Rápidamente quise llevarla a buscar lo que necesitaba, así que no pasamos mucho tiempo merodeando por los bosques que rodeaban nuestra cabaña.
La linterna no nos permitía ver muy lejos, pero el deber de mantener a salvo a esta niña me ayudó a ir de todos modos, llevándola directamente por los escalones serpenteantes a varios metros de distancia.
El camino estrecho, rodeado de grandes árboles centenarios, descendía colina abajo hacia la otra cabaña. Mientras bajábamos las escaleras rápida, pero cautelosamente, muchas preguntas pasaron por mi mente. ¿Nos estarían observando animales salvajes? ¿Estaríamos asustando a algunos? ¿Y por qué este camino parecía infinitamente más largo en la oscuridad de la noche?
Cuando llegamos al pie de la colina, corrimos hacia la cabaña, de adelante para encontrar la medicina que estábamos buscando. Me invadió una profunda sensación de alivio cuando, al tocar la puerta de la cabina, sorprendimos a los supervisores que estaban sentados junto al fuego en el interior.
Esa noche me sirve de recordatorio cuando me enfrento a los espacios mal iluminados de la vida. Ya sabes, los que parecen mucho más largos y oscuros de lo que imaginas. Aquellos que te recuerdan tu innegable necesidad de aferrarte a la mano de Dios para que puedas pasar. Los que requieren esperanza y seguridad para ayudarte a seguir avanzando.
No importa cuál sea nuestra circunstancia, nuestro versículo clave de hoy nos recuerda a dónde podemos acudir de inmediato para obtener esperanza, seguridad y claridad. El Salmo 119:105 dice: Lámpara es a mis pies Tu palabra, Y luz para mi camino. ¿No te alegra que podamos recurrir a la Palabra de Dios en busca de la luz y la dirección que necesitamos?
¡Amiga, anímate! No importa en qué lugar oscuro estés navegando, Dios también está allí, iluminando el camino.
No importa cuán oscura parezca la noche, cuán largo y sinuoso sea el camino o cuán lejos te permita ver tu linterna. El Señor iluminará tu camino y Él sabe exactamente cuánta luz necesitas en el viaje.
No es necesario quedarnos en la oscuridad o en la duda, no es necesario preguntar quién está mirando o desanimarnos por el camino en el que nos encontramos.
Tienes una misión, y Dios tiene cosas guardadas para ti, de manera que ningún diagnóstico, relación que se desintegre, noticias desalentadoras u oscuridad, pueden impedirte alcanzarl tu misión.
Aférrate a ese sueño, esa promesa de sanidad y esa esperanza de un gran avance. Incluso podemos sorprendernos con lo que podemos navegar debido a la luz y la presencia de Dios en nuestras vidas, si tan solo nos enfocamos en la luz, permitiendo que sea nuestra guía.
Puedes dar un suspiro de alivio, de verdad, ahora mismo, sabiendo que Su luz te está guiando hacia todo lo que Él tiene reservado para ti en el futuro.
Señor, gracias por disipar las tinieblas de mi vida. Gracias por iluminar mi camino y por la capacidad de dar un paso más hacia adelante. Continúa guiándome mientras llevo a cabo las misiones de mi vida. Y gracias por darme toda la luz que necesito para el viaje. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Efesios 5:8, Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz…(NVI)
2 Samuel 22:29, Tú, SEÑOR, eres mi lámpara; tú, SEÑOR, iluminas mis tinieblas. (NVI)
¿Qué oscuridad en tu vida ha convertido Dios en luz? ¿Qué área de tu vida podría usar más la luz de Dios? ¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tu opinión en los comentarios.
© 2022 por Tracie Braylock. Todos los derechos reservados.
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