Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. Eclesiastés 3:11 (NVI)
La habitación se llenó de cajas. La ropa todavía guardada en las maletas cerradas, me aseguraba que esto era solo una parada temporal. Estaba desempleada y vivía en la casa de mi hermano. Me sentía como la hermana pródiga. No era exactamente la vida que había planeado.
Mi hermano amablemente me recordó que mi visita no tenía fecha de vencimiento. Podría haber desempacado en un intento por instalarme en mi nuevo “hogar”, pero colocar mis cosas en los cajones y personalizar la habitación simbolizaba la permanencia.
Esta solo era una parada a corto plazo, no mi destino final.
Finalmente, regresé a la fuerza laboral, me casé y me mudé a lo que mi esposo llama nuestra “hogar para siempre”. Esta mudanza significó una residencia permanente. Sin embargo, todavía lucho con la pasión por los viajes, la sensación de que esta casa no es realmente mi hogar. Los cajones y los armarios ahora contienen todas mis pertenencias personales, y las fotos familiares cuelgan de las paredes pintadas con los colores que yo elegí. Mi personalidad audaz resuena en toda nuestra casa, entonces, ¿por qué todavía me siento inquieta?
Quizás te hayas sentido así:
Ya sea que estés entre trabajos o consigas el “trabajo de tus sueños”, esto no es suficiente.
Ya sea que te encuentres en medio de un sufrimiento relacional o estés rodeada de familiares y amigos, todavía sientes que falta algo.
Ya sea que estés luchando por equilibrar tu presupuesto o que tengas los últimos dispositivos y un refrigerador lleno de comida, aún te sientes insatisfecha.
¿Por qué? Porque Dios no creó este mundo temporal para ser nuestra única morada o para satisfacernos plenamente. En otras palabras, el aquí y ahora no es el final.
Al reflexionar sobre su vida plena, el rey Salomón señaló que las cosas de este mundo, todo ello es “absurdo, ¡es correr tras el viento!” (Eclesiastés 1:14, NVI). Para algunos lectores, Eclesiastés evoca sentimientos de tristeza y fatalidad, pero ten cuidado de descartar las palabras de Salomón como la diatriba deprimente de un hombre frustrado. En cambio, permíteles despertar en ti el deseo de conocer el corazón de Dios, confiar en Su propósito para crearnos y seguir Su plan para nuestras vidas.
Al igual que Salomón, podemos encontrar placer en la seguridad financiera, cargos de trabajo, una hermosa familia y hogar u otros tesoros mundanos, pero nunca saciarán nuestro anhelo por algo más. Cualquier otra cosa que no sea una relación íntima con nuestro Padre celestial nos deja insatisfechas, descontentas y decepcionadas. El vacío interior que buscamos desesperadamente saciar solo puede ser llenado por Cristo.
Nuestro versículo clave explica por qué sentimos tensión cuando nuestra perspectiva cambia de lo eterno a lo temporal: Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin. (Eclesiastés 3:11)
Los versículos que preceden a Eclesiastés 3:11 enumeran las diferentes temporadas que experimentamos a lo largo de la vida, con el recordatorio de que Dios es soberano sobre todo en cada etapa. Dios creó a los seres humanos para glorificarlo y disfrutarlo para siempre. Sin embargo, desde que los humanos pecaron al querer ser como Dios, hemos perseguido toda forma de placer mundano en busca del gozo que proviene solo de amar, confiar y obedecer a nuestro Creador. Pero lo perseguimos en vano.
Hemos perdido la perspectiva adecuada. En lugar de vivir como «extranjeros y residentes temporales» (1 Pedro 2:11, NTV), vivimos como si este mundo fuera nuestro destino final. El enemigo busca desviarnos de vivir en todo momento una vida centrada en la eternidad; susurra convincentemente, tal como lo hizo en el jardín del Edén (Génesis 3:1-5), que merecemos ser felices hoy, sin importar lo que nos cueste mañana. Quiere que creamos que esta vida es lo mejor que hay y se deleita en nuestra búsqueda de la próxima gran cosa que nos cautive. Satanás sabe que, al ignorar el diseño del Señor para Su creación, perdemos nuestra única fuente de verdadera paz y contentamiento duradero.
Hija de Dios, acoge la eterna “pasión por los viajes”; mantén tus maletas espirituales hechas, listas para seguir a Cristo. Viaja con tu guía, la Palabra de Dios, y disfruta el viaje, esperando el día en que finalmente descanses en la gloriosa presencia de tu Padre celestial en el hogar eterno que Jesús mismo ha preparado para ti. (Juan 14:3; 2 Corintios 5:1)
Padre Celestial, gracias por preparar nuestro hogar eterno, donde tendremos descanso para nuestras almas cansadas. Mantén nuestros corazones y mentes enfocados en Ti y en Tu propósito para nuestras vidas: el de glorificarte y darte a conocer. Gracias por amarnos. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
Mientras estamos en esta tierra, hemos sido llamadas a un propósito del reino, que es compartir el evangelio dondequiera que vayamos, pero debemos recordar que somos residentes temporales en la tierra. Nuestro hogar está en la eternidad con nuestro Padre Celestial. Caminar a diario con esta mentalidad requiere un cambio de perspectiva, y Lysa TerKeurst comparte en su libro Cuando las mujeres le dicen si a Dios, cómo la obediencia total a Cristo puede transformar un caminar ordinario en un viaje extraordinario. Al compartir experiencias personales y conocimientos bíblicos, TerKeurst te muestra cómo discernir la voz de Dios, seguir su dirección y descubrir una vida de gozo y propósito al colaborar con Él. ¡Haz clic aquí para que tu vida se transforme al decirle sí a Dios!
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En Proverbs 31 Ministries, creemos que cuando las mujeres conocen la Verdad y viven la Verdad, todo cambia. Hemos escuchado las voces que piden contenido en español y firmemente creemos que el Señor traerá a las personas correctas a nuestro equipo mientras enseñamos a las mujeres a alinear sus vidas a la Verdad de la Palabra de Dios.
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2 Corintios 4:17-18, Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre. (NTV)
¿Cómo cambia la forma en que dedicas tu breve tiempo en la tierra el saber que fuiste creada para la eternidad?
Nos encantaría escuchar de ti. Siéntete en la libertad de compartir tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Laura Bailey. Todos los derechos reservados.
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