Devocionales

Pedir ayuda te abre puertas

Abby McDonald 15 de marzo de 2022
Pero dejaré 7,000 en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado». 1 Reyes 19:18 (NBLA)

«Si puedo llegar al final de esta sección, estaré bien», me dije. Quise que mis piernas avanzaran, pero se sentían como gelatina. El circuito de cuerdas estaba por delante, y me obligué a no mirar hacia abajo.

Mientras observaba a mis hijos avanzar tranquilamente, me pregunté: ¿Por qué había accedido a esta aventura? Ah sí, para pasar tiempo con mis hijos y crear recuerdos. Mi cuerpo me rogaba que me detuviera y tembló en un último intento por superar el obstáculo. Luego escuché a la instructora decir: «¿Necesitas ayuda?».

Lo que quería decir era «sí». Pero dudé. Mi orgullo dijo: «Sigue adelante. Muéstrales a tus hijos lo fuerte que eres». Pero después de varios minutos, supe que no podía pasar por encima de la tabla de madera que bloqueaba mi camino. «Sí», respondí. «Necesito ayuda”.

Si soy honesta, mi renuencia a dejar que la instructora me ayudara, es un reflejo de lo que sucede a menudo en mi vida espiritual. En lugar de invitar a Dios a una situación difícil, actúo como si Él no estuviera allí. Cuando el estrés de la vida me deja ansiosa y me doy cuenta de que las cargas diarias son demasiado, dudo en vez de pedir ayuda. Me convenzo de que ya sé cómo terminará la historia.

Cuando miramos en las Escrituras, también vemos esta mentalidad. No es nuevo; simplemente se presenta de maneras nuevas. Tomemos a Elías, por ejemplo: después de demostrar el poder de Dios a los adoradores de Baal al hacer descender fuego del cielo, se enteró del complot de Jezabel para matarlo. En lugar de acudir a Dios, corrió.

Dios se encontró con Elías en el monte Horeb, donde le preguntó: «¿Qué haces aquí, Elías?» (1 Reyes 19:9b, NBLA). Elías dijo que él era el único que había sido fiel al Señor y se encontraba cansado. Actuó con fervor, y todos se volvieron contra él. Pero, ¿era cierto?

Elías pensó que sabía el final de la historia, pero Dios había estado levantando un ejército.

Pero dejaré 7,000 en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado» (1 Reyes 19:18).

No es hasta que vemos nuestra necesidad de Dios que Él nos muestra el ejército que está levantando a nuestro favor. Es ahí, en nuestra humildad, que Él nos revela Su plan. A veces Dios nos trae a la humildad con terremotos y vientos, como lo hizo con Elías, y otras veces lo hace con nuestra incapacidad para seguir adelante. Su propósito nunca es detener nuestro avance, sino llevarnos al Guía. Él abre la puerta al siguiente capítulo un poco más y nos da un vistazo de lo que Él está haciendo. Pero tenemos que preguntar. Tenemos que reconocer que no tenemos las respuestas.

Cuando finalmente le pedí ayuda a la instructora, ella me llevó a la siguiente plataforma y luego me dejó completar el circuito. Al dejar que me ayudara, pude experimentar la euforia de la tirolina al finalizar el recorrido. Supuse que omitiríamos esta parte, pero estaba equivocada. Pedir ayuda terminó abriendo la puerta a una nueva aventura.

Lo mismo ocurre cuando le pedimos ayuda a Dios.

Dios, gracias por estar siempre listo para ayudarnos cuando lo necesitamos. Nunca juzgas nuestra incapacidad para llevar las cargas de la vida, y estás listo para quitarnos el peso de encima si te lo pedimos. Ayúdanos a recordar que invitarte a nuestras circunstancias abre puertas que solo Tú puedes abrir. Nuestro cansancio es el punto exacto en el que haces Tu mejor trabajo. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

En la vida todas vamos a necesitar ayuda. Pero para algunas de nosotras es difícil pedir ayuda porque nos hace parecer indefensas o que no estamos en control. Sin embargo, cuanto más soltamos nuestro control, creamos mayor espacio para depender completamente de Dios y para que Él sea nuestra fuente de ayuda. En ¡No seas una mujer controladora!, Shannon Popkin comparte su propia experiencia y las vidas de las mujeres en la Biblia para ayudarte a dejar tus cargas y encontrar la paz. Puedes descansar sabiendo que Dios tiene el control al entregarle tus cargas a Él. Para trabajar en rendir tu control hoy, haz clic aquí para comprar tu copia.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 121:2, Mi ayuda proviene del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra. (NVI)

¿Hay un área de tu vida en la que necesitas pedir ayuda, pero el miedo u otra emoción te está frenando? ¿Qué podrías ganar al invitar a Dios a la situación?

¿Puedes recordar un momento en el que Dios respondió a una oración de una manera diferente a la que esperabas? ¿Qué te reveló esta respuesta sobre el carácter de Dios?

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2022 por Abby McDonald. Todos los derechos reservados.


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