»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Mateo 11:28 (NVI)
Observé los números brillantes en el reloj que me decían que tendría suerte si lograba dormir cuatro horas esa noche. Tras presionar “enviar” en mi documento, me tiré en la cama y murmuré: «una vez que me gradúe, podré descansar».
Pero a lo largo de los años que siguieron, esa promesa de medianoche se adaptó a las nuevas temporadas:
“Una vez que cumpla con este plazo de trabajo, podré descansar”.
“Una vez que nuestro niño duerma toda la noche, entonces podré descansar”.
“Una vez que los niños estén en la escuela, entonces podré descansar”.
Esos estribillos me sacaban de la cama todas las mañanas y me mantenían trabajando hasta altas horas de la noche, hasta que un día me encontré en la mesa de la cocina, con la cabeza entre las manos y sollozando las palabras: «Ya no puedo más».
Estaba agotada.
Y al hablar con mujeres mayores, supe que estaban repitiendo el mismo estribillo gastado, simplemente envejecido para adaptarse a sus propios desafíos:
“Una vez que paguemos la hipoteca…”
“Una vez que los hijos se vayan a la universidad…”
“Una vez que nos jubilemos de nuestros trabajos…”
Mujeres de todas las edades y etapas persiguen el descanso, pero ese ansiado descanso se nos escapa a todas.
En un momento de claridad, me di cuenta de que el descanso no llegará al otro lado del “algún día” porque, por mucho que hagamos, siempre queda más por hacer.
Secando mis lágrimas, clamé: «Dios, te necesito. Ya no puedo hacer esto». Y en Su bondad, Dios me recordó que no somos la primera generación en luchar con tales cosas.
De hecho, hace dos mil años, Jesús miró a una multitud de mujeres y hombres tan exhaustos como tú y yo, y dijo:
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30, NVI).
Jesús no nos dice que nos levantemos temprano y nos acostemos tarde para apresurarnos a entrar en Su Reino. Todo lo contrario. Él nos invita a dejar nuestras cargas pesadas y encontrar descanso en Él.
¿Cómo se ve eso en la vida real? Desarrollé un abecedario sencillo como recordatorio para guiarme hacia Jesús cuando me siento abrumada, y tú también puedes usarlo:
- A: Alaba a Dios por Su bondad. La próxima vez que nos encontremos apuradas, hagamos una pausa para alabar a Dios por quién es Él y por lo que ya está haciendo (ver Salmo 103:1-2). ¿Por qué podemos agradecerle? Comencemos por ahí.
- B: Busca Su quietud. A continuación, nos tomamos un tiempo para hacer lo que nos instruye: “Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios” (Salmo 46:10a, NBLA). Aquietemos nuestros corazones para escuchar Su voz apacible y delicada. ¿Hay algo que Él quiera decirnos?
- C: Cuéntale tu necesidad. Luego somos honestas con Dios acerca de nuestras luchas y pecados, echando nuestras cargas sobre Él porque Él tiene cuidado de nosotras. (1 Pedro 5:7)
- D: Deposita confianza en Su fidelidad. Finalmente, declaramos nuestra confianza en que nuestro buen Dios, que comenzó en nosotras una buena obra, será fiel para completarla. (Filipenses 1:6)
No tenemos que esperar ese “algún día” escurridizo para experimentar el descanso de Dios. Jesús, manso y humilde, abre Sus brazos de par en par y dice: «ven». Hoy, tal como te encuentras, ven.
Vengamos a Jesús, dejemos nuestras cargas pesadas y recibamos el regalo que solo Él puede darnos: descanso para nuestras almas en Su presencia amorosa.
Querido Jesús, ¡qué bondadoso eres al recibirme tal como soy! Estoy tan cansada de llevar estas cargas pesadas yo sola, así que te las entrego ahora mismo. (Nómbralas una por una). Por favor, muéstrame si hay algo que deba hacer de manera diferente. Confío en que me refresques con Tu paz y me fortalezcas con Tu poder hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
Priscilla Shirer, una autora y maestra de la Biblia inspiradora, te ayudará a aprender que el amor de Dios está presente para nosotras en nuestras debilidades y cansancio. En su libro de estudio Gedeón, ella toma la vida de Gedeón como un ejemplo del amor de Dios y cómo opera en Su pueblo a pesar de sus debilidades. A través de este estudio, aprende cómo la duda, el miedo y la debilidad pueden ser oportunidades maravillosas para experimentar el poder de Dios en tu vida. La vida de Gedeon fue más que solo 300 soldados derrotando a un gran ejército, y tu vida es mucho más que tu temporada actual. Haz click aqui para obtener una copia de este estudio.
CONÉCTATE
¿Te ha gustado leer los devocionales en español Aliento para el día de hoy? ¡Considera compartirlos con tu hermana, madre, hija o amigas! Nuestro deseo es hacer correr la voz acerca de nuestros recursos en español al compartir la Palabra de Dios y crear una comunidad entre hermanas en Cristo. ¡Gracias por ser partícipe en todo esto!
PROFUNDICEMOS
Salmo 62:1, Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación. (NVI)
¿Cómo completarías la oración: “Una vez que ___________, finalmente podré descansar”? Comparte tu respuesta en los comentarios, y luego llévalo a Jesús en oración, usando el “ABCD” compartido anteriormente para guiarte.
Luego, si lo deseas, tómate un momento para orar por una o dos de las hermanas que han dejado sus comentarios y anímense unas a otras mientras llevamos las cargas de las demás.
© 2022 por Asheritah Ciuciu. Todos los derechos reservados.
NUESTRAS CREENCIAS
Si la vida se siente increíblemente difícil, haz clic aquí para acceder nuestros recursos de consejería y asesoramiento.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.