Devocionales

Más de Jesús, menos de mí

Nicole Domitro,
COMPEL Training Member
8 de abril de 2022
Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya. Juan 3:30 (NBLA)

Aunque nunca me han dado un puñetazo en el estómago, estoy bastante familiarizada con esa experiencia que te desgarra, retuerce y oprime.

Así es exactamente como me sentí después de que empezara a llover un aluvión de comentarios por una controvertida publicación que hice en las redes sociales.

No lo puedo creer.

Eso fue literalmente lo que dije. Mis intenciones eran fomentar una conversación alentadora en la que mis amigas, de todas las etapas de la vida, de todas las denominaciones y creencias, pudieran unirse con opiniones distintas y animarse mutuamente a pesar de las diferencias. Lamentablemente, me encontré con palabras crueles y comentarios despectivos.

Sentí una profunda convicción. 

Dejé que ese sentimiento incómodo resonara dentro de mí y pedí proactivamente al Espíritu Santo que me ayudara a ver lo que había pasado por alto. Sorprendentemente, Juan 3:30 se iluminó casi al instante en mi mente:

Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.

Aunque no estaba segura de cómo este versículo se aplicaba a mí, solo sabía que era lo que Dios había puesto en mi corazón. Más tarde ese día, mientras analizaba minuciosamente la publicación en las redes sociales con mi esposo, algo que él dijo logró desgarrar completamente mi corazón con convicción: «¿Sientes que Dios fue glorificado con esa publicación?»

De repente, Juan 3:30 cobró más sentido. Estas fueron las palabras que Juan el Bautista pronunció en respuesta a sus seguidores. Sus seguidores discutían sobre el tema de la purificación, y sentían que la popularidad de Juan estaba disminuyendo: “Vinieron a Juan y le dijeron: «Rabí, mira, Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a Él»” (Juan 3:26, NBLA).

Estos seguidores básicamente dijeron: «oye, este tipo, Jesús, está bautizando a más gente que tú. ¿Qué ocurre aquí? ¿No vas a decir algo?»

Juan respondió rápidamente exaltando a Jesús. No discutió ni reprochó a sus seguidores; simplemente explicó que su alegría era ser el padrino, no el novio (Juan 3:29). Aunque Juan estaba bautizando y haciendo cosas grandes para el Reino de Dios, no se trataba de él. Se trataba de Jesús.

Aunque mis intenciones parecían puras, mi corazón quería exaltar mi opinión sobre otras publicaciones en las redes sociales que había estado leyendo durante toda la semana. Quería que mi opinión fuera escuchada para que hubiera algo de justicia por el daño que estaba presenciando en todas las redes sociales.

Ahí es donde fallé. Pero es ahí también donde Dios me encontró. Mis opiniones no eran el problema; el problema fue compartirlas sin primero, considerar si mis palabras glorificaban a Dios. Ese sentimiento desgarrador no era porque la gente no estuviera de acuerdo conmigo; era porque no sentía que algo de lo que dije apuntaba a otros hacia Cristo.

Al igual que Juan, somos embajadoras de Cristo, preparando el camino para Su regreso. Discutir en las redes sociales o en cualquier otro lugar no es la forma en que mostramos a otros el amor de Jesús. Dejamos que Dios crezca cuando nos humillamos en oración constante (Romanos 12:12), cuando confiamos en las promesas de Dios (Juan 16:33) y cuando llevamos cautivos nuestros pensamientos a Cristo (2 Corintios 10:5).

Y cuando hacemos esto, hermana, dejamos que el evangelio sea glorificado y que otros conozcan mejor a Jesús por quién es Él. Eso es algo que vale la pena siempre.

Señor, gracias por ser nuestro Padre celestial, por perfeccionarnos y permitir que sintamos convicción cuando lo necesitamos. Perdónanos cuando nos olvidamos de buscarte a Ti y a Tu Reino primero. Protege nuestros corazones contra las cosas de este mundo, recordando que Tú, el autor y perfeccionador de nuestra fe, has vencido al mundo. Que siempre te demos la gloria que mereces. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Romanos 4:20, Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, (NVI)

1 Pedro 4:17, Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al evangelio de Dios? (NBLA)

¿Puedes pensar en una ocasión en tu vida en la que te hayas exaltado a ti misma en lugar de dar la gloria a Dios? Que disminuyamos humildemente para que otros puedan conocer mejor quién es Dios.

¡Comparte con nosotras tus pensamientos acerca del devocional de hoy en los comentarios!

© 2022 por Nicole Domitro. Todos los derechos reservados.


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