Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. Salmos 147:3 (RVR1995)

Mi nueva lectura fue diferente a la mayoría de mis libros de no ficción.

Era de contenido clínico, escrito por un psicoterapeuta y lleno de un montón de palabras desconocidas. Me lo había recomendado mi esposo al poco tiempo de casarnos, pero tardé 18 años en finalmente leerlo. Al principio, pensé que no era para mí, hasta que la vida me llevó hacia él.

Entonces no pude dejarlo.

La lectura de este libro se sintió como un cruce entre la terapia y la investigación profunda. Con cada página, aprendía más sobre mí misma. Finalmente, cuando llegué a la página 18, me llamó la atención una lista numérica.  

Esta lista incluye 20 necesidades que deberían ser satisfechas en la vida de cada niño. Si son insatisfechas, tienen el potencial de causar heridas en adultos que no son conscientes de ellas. Así ocurrió conmigo.

Contuve la respiración mientras leía la lista de necesidades: seguridad, validación, guía y muchas otras. Esas palabras describían necesidades no suplidas para mí. Entonces pensé en las circunstancias en torno a mis necesidades insatisfechas: mi madre soltera, mi padre ausente y alcohólico y yo.

Todo se sentía tan abrumador. Era una mujer de 42 años intentando desentrañar las heridas que recién estaba descubriendo.

Pero Dios no estaba sorprendido.

Él ya sabía que Sus hijos serían heridos en esta vida. Él sabía lo que con el tiempo descubrimos: que en un mundo caído, con personas lastimadas, algunas veces nos lastimarán. Creo que esta fue la razón por la que Dios inspiró al salmista a escribir las palabras del Salmo 147:3: “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas”.

El versículo 2 de este Salmo nos indica que el salmista está refiriéndose concretamente a los exiliados de Israel, pero estas palabras son también aplicables para todos los creyentes. Dios está manifestando Su preocupación por todos los individuos con el corazón herido.

En el Salmo 147:3, Dios nos recuerda que Su poder es ilimitado. Él es suficientemente poderoso para sanar todas las heridas, sin importar cuándo o cómo hayan ocurrido en nuestras vidas. Nuestro dolor no está fuera del alcance de Su gran poder. Él es el Gran Médico, capaz de adentrarse en nuestro pasado y sanar nuestras almas.

La Escritura dice, “Él sana”, lo cual significa que esta sanidad es un proceso continuo. No es un acto único, más bien, es un acto sobrenatural que puede ocurrir una y otra vez en la vida de los quebrantados de corazón. El cuidado compasivo de Dios está a nuestra disposición en todo nuestro proceso de sanidad.

El significado hebreo de la frase “quebrantados de corazón” hace referencia al interior de la persona, abarcando la mente, voluntad y emociones. De este modo, el Salmista nos recuerda que Dios es capaz de sanar toda clase de heridas.

Si nuestras heridas son físicas, Él puede sanarlas.
Si nuestras heridas son mentales, Él puede sanarlas.
Si nuestras heridas son emocionales, Él también puede sanarlas.

Dios no solo sana las almas de los quebrantados; también venda nuestras heridas. Él dedica tiempo para vendar con delicadeza las áreas heridas de nuestras vidas para restaurarnos. Este trato tan tierno transmite varias verdades sobre Dios:

Dios se ocupa de los quebrantados de corazón.
El poder de Dios para sanar es infinito.
Dios ama profundamente a Sus hijos.
Dios es capaz de sanar todas las heridas.

He visto estas verdades en mi propia vida. Dios ha tomado a la niña que creció con una madre soltera y un padre ausente, y la está restaurando. Dios, mi Padre celestial, me está enseñando a acudir a Él para satisfacer todas las necesidades insatisfechas de mi niñez.

En Él, hay seguridad.
En Él, hay validación.
En Él, hay guía.
En Él, todas nuestras necesidades están satisfechas.

 

Dios no nos abandona con nuestras heridas. Él entra en nuestras vidas, sana nuestros corazones quebrantados y venda cada herida.

Amado Dios, gracias por Tu cuidado amoroso hacia los quebrantados de corazón. Ayúdame a confiar y creer que Tu eres capaz de sanar cada espacio en mi vida donde he sido lastimada. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Salmos 34:18, El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. (NVI)

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