¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!» Ester 4:14b (NVI)

¿Qué estoy haciendo con mi vida? Preguntaba mientras empezaba el sexto año en un trabajo que, aunque me agradaba, no me apasionaba.

Era un empleo que satisfacía las necesidades de mi familia, pero no estaba avanzando hacia nada. Muchos días sentía que mi posición no era importante, que no marcaba una diferencia verdadera en el mundo.

Quizás también has estado ahí. El cambiar pañales parece ser una tarea rutinaria interminable sin sentido. El cuidar de tus padres envejecidos se siente poco importante comparado con los logros de tus amigas. El hacer trabajo voluntario discretamente parece ser poco valorado y desapercibido.

Esa sensación de insignificancia era una de las razones por lo cual nunca me identifiqué con Ester. Ester fue una niña en la Biblia quien llegó a ser reina, y salvó a su nación de ser aniquilada. Al fin y al cabo, ¿quién puede alcanzar esa posición o estar a la altura de ese tipo de historia?

En un momento crucial de una decisión, Mardoqueo, el tío de Ester, le dijo las palabras quizás más citadas del libro de Ester: “¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!»” (Ester 4:14b). Estaba desafiando a Ester para que cumpliera su trabajo. Para cumplir su misión.

Las palabras de Mardoqueo son las preferidas para decorar tazas y camisetas, sin embargo, cuando las aplicamos a nosotras mismas, es posible sentir que necesitamos ser igual de inspiradas y especiales, como la reina Ester, para ser llamados por Dios. ¿Fui hecha para un momento como este?

¡Cómo anhelan nuestros corazones extraviados esa tiara que vino con la posición de Ester! En nuestro mundo sediento de fama, nuestros corazones pueden clamar por importancia, sentido y aplauso cuando leemos estas palabras… pero el enfocarnos en si nos sentimos “como reinas” o no, es justo la manera de malinterpretar este versículo.

En lugar de señalar los atributos de la reina, Ester 4:14 podría ser el gesto más claro hacia Dios en el libro de Ester, aunque Su nombre nunca se menciona ahí. Mardoqueo no estaba diciendo a Ester que era “la elegida”. Que era especial. Él no le estaba diciendo «¡Ahora es el momento de desatar y soltar todo tu potencial escondido!». En realidad, él la estaba guiando de regreso hacía nuestro Dios soberano.

Aunque Ester era la reina, su lugar de ser útil en el reino de Dios no era lo que ella hubiera pedido. Implicó arriesgar su propia vida. Pero el Creador quien habló para que el mundo existiera, es el mismo quien creó una reina de una niña humilde. Solo Él la colocó en el palacio donde ella podía rescatar a su pueblo. Ni ella ni Mardoqueo podrían haber previsto este propósito, pero Dios sí.

El mismo Dios quien creó a Ester con sus dones únicos, le dio un llamado para cumplir Su plan redentor. Dios dio a Ester una utilidad única y Él te da lo mismo a ti.

Tu utilidad única puede que no sea:

El trabajo que sueñas tener…
El esposo que esperas tener…
El logro con tu nombre en un letrero luminoso…
El bebé que anhelas acurrucar…

Sin embargo, será “mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder” y para Su gloria (Efesios 3:20, NTV). El plan que Dios tiene para ti no es necesariamente lo que has seguido o deseado, pero al igual que Dios tenía planes buenos para Ester, Él tenía buenas obras en mente cuando te creó.

A veces, nuestra utilidad única involucra un paso gigantesco de fe como el de Ester, pero a menudo nuestra utilidad única “para un momento como este” no es esa gran cosa, sino más bien, es esa tarea pequeña, cotidiana.

Es llevar una comida a un vecino enfermo que necesita sentir el amor de Dios.
Es hacer un trabajo no visto día tras día fielmente y con gratitud.
Es servir en un puesto de trabajo voluntario de manera discreta en nuestra comunidad.
Es tener una conversación donde defiendes a los que no pueden hacerlo por sí mismos.

Tú y yo, con todos nuestros dones dados por Dios, estamos situadas para un momento como este. Nuestro Dios amante y soberano nos colocó aquí. Él otorga significado sobre nuestra utilidad única, aun cuando no tenemos el beneficio de unas tiaras brillantes en nuestras cabezas.

Señor, gracias por darme una utilidad única. Ayúdame a aceptar el gozo de Tu tarea actual para mí, aunque carezca de fanfarria o prestigio humano. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Efesios 2:10, Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica. (NVI)

¿Dónde te ha puesto Dios actualmente para servir con los dones que Él te ha dado?

¿De qué manera el saber que Dios te creó para cada acto de servicio alivia la necesidad de títulos, posiciones o reconocimiento humano?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tu utilidad única y en los comentarios, celebremos la manera que Dios está usando nuestras vidas.

© 2022 por Amy Carroll. Todos los derechos reservados.

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