Ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes, pero luego veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que ahora conozco es parcial e incompleto, pero luego conoceré todo por completo, tal como Dios ya me conoce a mí completamente. 1 Corintios 13:12 (NTV)
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El calor implacable a finales de un verano sureño pendía en el aire mientras animaba a mi hijo desde el límite del área en su partido de fútbol americano.
En el medio tiempo, mientras me estiraba bajo el sol abrasador, una maravilla curiosa capturó mi atención. En el cielo por encima del campo, como si fuera una sonrisa llamativa, ¡había un arcoíris invertido!
Desconcertada por esta imagen inusual, investigué y descubrí que esta anomalía atmosférica no era técnicamente un arcoíris sino un “arco circuncenital”: un arco vibrante formado por la refracción de la luz solar a través de cristales de hielo y no de las gotas de lluvia, que forman el arcoíris tradicional.
Ya pasaron muchos años de aquella tarde en el campo de fútbol, pero a menudo mi mente recuerda ese arcoíris invertido, porque refleja la vida de muchas maneras.
A menudo, algunas partes de nuestras vidas pueden verse invertidas, organizadas de tal manera que no parecen del todo correctas según nuestra perspectiva humana… planes frustrados, problemas de salud, noticias desalentadoras, relaciones complicadas, dificultades financieras, etc. Por naturaleza comprendemos la vida desde una perspectiva de normalidad y familiaridad, por lo que podemos percibir fácilmente las partes invertidas de nuestras historias como retrocesos y torcidos.
Sin embargo, cada vez me doy más cuenta del legado de esas partes invertidas de nuestras historias… porque el Dios que formó nuestras almas para un propósito entiende cada parte de nuestras vidas desde la perspectiva eterna de la perfección.
En su primera carta a los Corintios, Pablo habla de nuestra perspectiva humana confusa en comparación con la perspectiva celestial: “Ahora vemos todo de manera imperfecta, como reflejos desconcertantes, pero luego veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que ahora conozco es parcial e incompleto, pero luego conoceré todo por completo, tal como Dios ya me conoce a mí completamente” (1 Corintios 13:12).
La ilustración de Pablo de un espejo fue conveniente para la audiencia de Corintios, ya que en la ciudad de Corinto se fabricaban espejos de bronce. Aquellos espejos antiguos reflejaban con menos claridad que los espejos actuales, pero incluso los espejos modernos reflejan imágenes invertidas no tan nítidas como las que se ven directamente.
La palabra griega que Pablo utiliza para “reflejos” es “αἰνίγματι” que significa “en un acertijo” y es de donde obtenemos la palabra “enigma”. Un enigma es algo desconcertante o difícil de entender. Al igual que el arcoíris invertido que me pareció un enigma aquella tarde en el campo de fútbol, las partes aparentemente invertidas de nuestras historias también pueden resultar desconcertantes.
Cuando caminamos por los arcos confusos de nuestras vidas, a menudo anhelamos entender los porqués, los cómos y los cuandos. Sin embargo, la paz que buscamos en estas respuestas no puede encontrarse en el entendimiento parcial y terrenal que disponemos ahora. Pablo habla de una perspectiva mayor y perfecta que tendremos en la eternidad, asegurándonos que un día las partes invertidas de nuestras vidas tendrán sentido, completas en su propósito y percepción.
Sin embargo, ¿cómo podemos conectar esto con nuestro espíritu hoy, cuando todavía estamos inmersas en las preguntas y la confusión? Desarrollando el hábito de vivir en paz en cada parte: recibimos Su paz continua en cada parte desconcertante de nuestras historias.
Día a día, hora a hora, paz en cada parte, entregamos cada parte confusa de nuestras historias en las manos capaces de Quien es Paz (Jueces 6:24).
Querida amiga, cuando no puedas entender las partes desconcertantes de la vida que ahora se sienten tan invertidas, que tu alma encuentre descanso en Dios, quien tiene una comprensión infinita para cada palabra en cada capítulo de la historia que está escribiendo en tu vida.
Empieza justo donde estás hoy: pide al Señor que te ayude a entregar cada parte confusa de tu historia a Él, y recibe la paz perfecta del Dios eterno, quien, como dice Isaías 46:10, ve el fin desde el principio y no hace nada sin propósito.
Amado Dios, gracias porque ves cada detalle de mis días a través del lente eterno de la perfección. Por favor, ayúdame a entregarte cada parte confusa de mi historia, y dale descanso a mi espíritu mientras vivo con esta perspectiva borrosa y terrenal. Confío en Ti, Señor; gracias por ser mi verdadera paz. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Isaías 26:3, ¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti,a todos los que concentran en ti sus pensamientos! (NTV)
Crea un “Diario de paz en cada parte” en tu celular o en un cuaderno. Cada vez que tu espíritu vuelva a las partes confusas de tu historia, escribe una oración entregándolas a Dios, y descansa en Su paz abundante.
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© 2022 por Brenda Bradford Ottinger. Todos los derechos reservados.
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