Yo, Pedro, apóstol de Jesucristo, escribo esta carta a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez más gracia y paz. 1 Pedro 1:1-2 (NTV)
No pensé que me encontraría aquí en este momento de mi vida.
Es probable que hayas tenido este pensamiento; yo ciertamente lo he tenido.
Cuando todas mis amigas estaban comprando casas, yo luchaba por comprar alimentos.
Cuando el signo positivo de la prueba de embarazo llenaba de entusiasmo a otras mujeres, el signo negativo de mi prueba me dejaba derrotada.
Cuando otras veían sus carreras en ascenso, yo veía cómo la mía se estancaba.
Más de una vez he agachado la cabeza apenada, enojada, arrepentida o avergonzada y he susurrado: “No esperaba encontrarme aquí”.
Es algo natural valorarnos por el lugar que ocupamos en la vida. Definimos nuestra posición relacional: soltera, casada, viuda, divorciada. Definimos nuestra posición profesionalmente: en lo más alto de la escalera, en el último peldaño. Incluso definimos nuestro bienestar emocional en un lenguaje que hace referencia a dónde nos encontramos, con frases como, “estoy en un buen lugar” o “estoy en un lugar difícil”.
¿Por qué insistimos en definirnos en función de dónde nos encontramos?
Sospecho que es porque, en el fondo, nos hemos convencido de que el lugar o la temporada en que nos encontramos en la vida define quiénes somos. Pero, ¿y si esta idea simplemente no es cierta?
Inmersa en el saludo de 1 Pedro, leemos estas palabras que podrían pasar fácilmente desapercibidas: “…a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias…” (1 Pedro 1:1).
¿Dónde se encontraban los lectores de Pedro? Estaban desterrados en el extranjero. ¿Quiénes eran los lectores de Pedro? Eran los elegidos por Dios …
“Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo, y su Espíritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo…” (1 Pedro 1:2).
Desterrados por otros, ellos fueron elegidos por Dios. Rechazados por la cultura, pero fueron elegidos por Cristo. Se encontraban “afuera” y sin embargo “dentro”. Dispersos pero seguros.
Y nosotras también.
Y sin embargo, en el mundo real, la temporada en donde nos encontramos nos afecta, ¿no es así?
La gran tentación es permitir que dondé nos encontramos influya en cómo somos, en vez de permitir que quiénes somos determine cómo somos y, por tanto, cómo vivimos.
Al igual que aquellos primeros desterrados, sólo cuando mantenemos una firme convicción de quiénes somos en Cristo, elegidas por el conocimiento de Dios Padre, a través de la obra santificadora del Espíritu, rociadas por la sangre de Cristo, podemos vivir obedientes a Jesús, especialmente cuando el lugar donde nos encontramos no es donde queremos estar.
El mundo, las circunstancias y otras personas pueden determinar dónde nos encontramos, pero sólo Jesús determina quiénes somos. Esta verdad es tan vital para nosotras como para la audiencia original de Pedro. El éxito de nuestra fe depende de la decisión de vivir en base a quiénes somos y no en dónde nos encontramos. Para recorrer el camino largo con Cristo, quiénes somos debe determinar cómo vivimos, dondequiera que vivamos.
Cuando finalmente nos encontramos más satisfechas con quienes somos que con el lugar donde nos encontramos, descubrimos la gracia y la paz en abundancia.
Porque no importa dónde nos encontremos… más lejos de lo que soñamos o más atrás de lo que esperábamos… donde nos encontramos no es quien somos.
Padre Celestial, gracias por elegirme. Ayúdame a acoger la verdad de que Tú me has llamado, y ayúdame a vivir basada en quién soy y no en donde me encuentro. Ayúdame a vivir completamente obediente a Ti sin importar donde me encuentre en la vida. En el Nombre de Jesús, Amén.
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En Proverbs 31 Ministries, creemos que cuando las mujeres conocen la Verdad y viven la Verdad, todo cambia. Hemos escuchado las voces que piden contenido en español y creemos firmemente que el Señor traerá a las personas correctas a nuestro equipo mientras enseñamos a las mujeres a alinear sus vidas a la Verdad de la Palabra de Dios.
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PROFUNDICEMOS
1 Pedro 2:9, Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa. (NTV)
Tómate un momento ahora mismo y declara en voz alta estas verdades sobre tu vida:
“Fui elegida conforme al previo conocimiento de Dios Padre”.
“Fui elegida por la santificación de Dios Espíritu”.
“Fui elegida para obedecer a Dios Hijo, que es Jesús”.
¿Cómo vas a enfocarte más en quién eres ante los ojos de Dios, en lugar de donde te encuentras ante los ojos del mundo, para poder experimentar más de la gracia y la paz de Dios?
¡Comparte tus ideas con nosotras en los comentarios!
© 2022 por Donna Jones. Todos los derechos reservados.
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