Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto». Jeremías 17:8 (NVI)
«No soy suficiente».
Durante años, estas tres palabras fueron prohibidas en mi vocabulario porque me atacaban con toda su fuerza cuando me sentía insuficiente. En esos momentos, me recordaba de todas las cosas grandes que estaba haciendo, con la esperanza de convencerme de que esas tres palabras no eran ciertas.
Mientras pensaba que estaba combatiendo una mentira, me encontré corriendo hacia otra mentira:
Tengo que demostrar que soy suficiente para otras personas, complaciéndolas, suficiente para mí misma al cumplir con mis estándares altos y suficiente para Dios siendo buena.
Al tratar de demostrar que podía ser suficiente por mi cuenta, terminé sacrificando mis valores, mi libertad y, en última instancia, las verdades del evangelio. Superar mi insuficiencia fue completamente agotador.
La insuficiencia nos presenta una invitación a la confianza. Pero he aprendido que podemos tomar nuestra confianza y plantarla en uno de dos lugares: podemos sembrarla en las tierras saladas o junto al arroyo.
En Jeremías 17, Dios pinta un cuadro de dos tipos diferentes de confianza. Declara que la persona que confía en sí misma se parece a un árbol del desierto plantado en una tierra salada y seca (Jeremías 17:5-6). Cuando ponemos nuestra confianza en nuestra propia justicia, fuerza y recursos, resistimos la necesidad de Dios a medida que nuestros corazones lentamente se vuelven hacia adentro y se alejan de Él.
Cuando nuestra respuesta a la insuficiencia es la autosuficiencia, nuestras vidas no producen el fruto de la piedad… sino que soportan el peso de la necesidad excesiva de comprobar, proteger y cumplir.
Sin embargo, aquellas que ponen su confianza en el Señor están descritas de esta manera:
Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto» (Jeremías 17:8).
Cuando no huimos de nuestras faltas sino que nos apoyamos en Dios, que no tiene faltas, es como plantar nuestra confianza junto al arroyo de Agua Viva, Jesús. Al igual que un árbol, estamos en un estado frecuente de dependencia de esta corriente; Él es el alma que corre por nuestras venas. En esta postura, florecemos y damos el fruto de la provisión, el poder y la paz de Dios.
Podemos ver la insuficiencia como una descalificación que nos impulsa a esforzarnos por ser suficientes. O podemos verla como una invitación que nos obliga a apoyarnos en Cristo y dejar que Él sea suficiente.
Cuando atendemos nuestra carencia, no solo experimentamos por nosotras mismas el fruto rico de la provisión, el poder y la paz de Dios, sino también nuestras vidas dan la evidencia de que Él está obrando en nosotras.
Amigas, cuando nos enfrentamos a la insuficiencia y no sentimos ser suficientes, puede llevarnos a ser autosuficientes o dependientes del Espíritu. Las vidas autosuficientes dicen: «¡mírenme!» Las vidas que dependen del Espíritu claman: «¡miren a Dios!»
No tenemos que entrar en pánico cuando estamos plantadas en lugares donde nos encontramos cara a cara con nuestras propias deficiencias. Podemos apoyarnos en ellas y ver a Dios hacer algo que no podríamos haber hecho sin Él.
Señor, una vida que está libre de necesitarte no es una vida que quiero. Gracias porque puedo descansar frente a la insuficiencia porque mi esperanza no está en lo que puedo hacer sino en la realidad de que Tú eres suficiente. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
A veces podemos sentir que nuestras deficiencias nos descalifican para ser usadas por Dios. Pueden hacernos sentir inaptas para hacer la obra de Dios o para vivir el llamado que imaginamos. Pero Dios tiene una manera de usar nuestras debilidades para bien. A medida que leemos acerca de las vidas de los personajes bíblicos, vemos que todos tenían debilidades y que Dios aún los usaba. En (Des) calificado, el pastor Steven Furtick te ayudará a destapar las suposiciones que tienes sobre ti misma y a verte como Dios te ve. Adquiere tu copia hoy y permite que Dios use tus defectos para Su gloria.
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Colosenses 1:28-29, A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él. Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí. (NVI)
¿En qué áreas de tu vida te encuentras naturalmente respondiendo a sentimientos de insuficiencia a través de la autosuficiencia en lugar de confiar en Cristo?
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© 2022 por Kaitlin Garrison. Todos los derechos reservados.
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