Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Proverbios 31:26 (NVI)

Cuando era una joven adolescente, era increíblemente obstinada y me encantaba expresar todos mis pensamientos. Entonces, a los 16 años, sucedió algo que cambió mi vida.

Me enamoré profundamente de Jesús, y quise conocer a Dios más que nada. Incluso más que hablar.

Una de las transformaciones que Dios llevó a cabo durante ese tiempo fue mantenerme en silencio. Mientras me enseñaba Sus caminos y pensamientos más altos a través de las Escrituras, me di cuenta de que mi opinión no valía mucho. Aprender a valorar la Palabra de Dios por encima de mis propias palabras fue un proceso de morir a mí misma, necesario pero doloroso.  

En ese momento, para mí, escoger el silencio era un acto de obediencia, y ¡Dios lo consideró bueno! Pero años después, el silencio se convirtió en algo totalmente distinto. En lugar de escoger el silencio para aprender más sobre Dios, empecé a usarlo como una manera de:

Encajar en grupos.
Llevarme bien con los demás.
Protegerme a mí misma.
Aparentar más virtuosa.

Mi resistencia a hablar de algo difícil o controvertido estuvo motivada por el temor y por complacer a la gente. Mi silencio había pasado de ser un acto necesario de aprendizaje a ser un completo acto de desobediencia. Hubo cosas sobre las que debería haber dicho algo.

En las Escrituras, el pasaje de Proverbios 31:10-31 enumera las características de una mujer que sigue a Dios a lo largo de su vida; curiosamente, incluye una lección sobre cómo las mujeres piadosas hablan de manera piadosa.

En Proverbios 31:26 dice: “Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor”. Las mujeres piadosas se distinguen por la manera en que usan sus palabras.

En este versículo, Dios nos da dos instrucciones para las palabras que estamos llamadas a pronunciar:

• “Cuando habla, lo hace con sabiduría…”. Nuestras opiniones personales no son precisamente lo que se necesita. Nuestras palabras se vuelven agradables a Dios y valiosas para los demás cuando provienen del corazón del Padre, el Dador de toda sabiduría.
  
  
• “…cuando instruye lo hace con amor”. Para combatir nuestra tendencia a soltar precipitadamente nuestros pensamientos, las mujeres piadosas se empapan de la Biblia, de los propios pensamientos y palabras de Dios. Transmitir Su instrucción traerá bendición.

Para las mujeres que amamos a Dios y queremos usar bien nuestras palabras, Él nos ha dado muchos modelos bíblicos de mujeres que practicaron las verdades de Proverbios 31:26. Entre ellas están Abigail, quien impidió una matanza con su discurso diplomático (1 Samuel 25); Hulda, quien entregó el mensaje de Dios a un Rey (2 Reyes 22:13-20) y María Magdalena, quien proclamó la resurrección de Jesús al resto de Sus seguidores (Juan 20:18).

Me inspira especialmente Ester, quien salvó a su pueblo con sus palabras. No se precipitó con sus propios pensamientos, ni se quedó en silencio por temor. Por el contrario, se detuvo y ayunó en busca de la dirección de Dios (Ester 4:16). Esperó el momento adecuado para hablar (Ester 5:8). Luego no se calló, a pesar de que su vida corría peligro, hasta que su pueblo estuvo completamente a salvo (Ester 8:3-6). Ester dejó atrás el silencio protector y siguió a Dios, dejando que Él moldeara sus palabras. A su vez, Dios usó su voz para redimir a su pueblo.

¡Dios tiene un propósito para nuestras voces! Nos llama a usar palabras sabias e instruir con amor. Sigamos los ejemplos de las mujeres piadosas de la Biblia y escojamos ser mujeres que hablan de manera piadosa. Todas podemos aprender a usar nuestras palabras como canales de Su redención.

Señor, siempre estás trabajando para redimir, y yo quiero ser usada por Ti. Te entrego mis palabras. Enséñame a ser una mujer piadosa que hable de manera piadosa. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Santiago 2:12, Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley que nos da libertad. (NVI)

Si has escogido el silencio para protegerte en lugar de hablar de manera piadosa, ¿por qué lo hiciste? Identifica las razones, y pide a Dios que te libere para usar tu voz cuando Él te llame a hacerlo.

Cuando hablas, ¿tu objetivo es hablar de manera piadosa? ¿Qué paso puedes dar hoy para empezar a evaluar tus palabras según la Palabra de Dios?

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2022 por Amy Carroll. Todos los derechos reservados.

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