Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7 (RVA-2015)
Hace poco, estaba en la cocina preparando la cena cuando, uno, luego dos, luego 12 pensamientos irrumpieron en mi mente.
Antes de que pudiera tomar nota mentalmente, se oyó un grito desde la sala: uno de mis hijos había derramado algo pegajoso.
Un chapoteo y un chisporroteo me recordaron que estaba hirviendo agua para la pasta. Me acerqué frenéticamente a la estufa para mover la olla, lo que provocó más salpicaduras calientes.
Y luego sonó el timbre de la puerta. ¡Ahora no!
Pronto, el pánico se apoderó de mí como un amigo inoportuno: me detuve, paralizada en ese momento, no porque tenga un tremendo autocontrol sino porque literalmente me era imposible moverme. La habitación estaba borrosa, las voces eran confusas. Me pareció oír a mi hijo preguntar dónde estaban los trapos, pero no respondí, así que utilizó mis bonitas toallas de mano en la avalancha pegajosa.
Es en estos momentos de caos en los que solía derrumbarme, y mis hijos se miraban con una expresión de conocimiento. Y, sinceramente, hoy en día aún no me he librado de este agobio cuando me enfrento al caos. Pero el desmoronarse no es lo que importa. Lo que más importa es lo que hacemos en ese instante de pánico.
En primer lugar, no permitamos que el enemigo nos engañe haciéndonos creer que es el dueño de ese momento y que no tenemos más opción que hacerle caso.
¿Y luego qué?
Oramos.
Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:6-7).
Sé lo que estás pensando…. ¡Sabía que iba a decir eso! Eso no es nada que no haya escuchado un billón, trillón de veces.
Pero no estoy hablando del tipo de oración que pide ayuda a Dios y luego duda de que Él aparezca o de que seamos merecedoras de que Él se manifieste.
Amigas, Dios es mucho más de lo que nos damos cuenta. Especialmente en nuestros momentos más débiles que desearíamos poder borrar de la memoria de todos, somos Suyas, ¡y tenemos acceso a Su poder que cambia las cosas de verdad! Y se puede acceder a él con una sola palabra si es necesario.
Descubro que Dios no discrimina entre responder a mis oraciones ordenadas y pacíficas y responder a las oraciones bañadas con chorros de lágrimas y mocosas, que a veces, son las más sinceras. ¿No es eso lo que todas queremos: algo sincero? Y si es así, ¿no es lógico que Dios también quiera nuestras oraciones sinceras?
Mi oración en medio de mi escena caótica fue algo así…. Dios, siento que me estoy desmoronando ahora mismo, ¡y no puedo detenerlo! Pero sé que Tú eres más grande que este espiral en el que me encuentro, y Tú eres mi paz. Así que haz que Tu paz sea real para mí en este momento. Elijo confiar en que Tú lo harás. Amén.
Su paz no cayó como confeti del cielo. Pero sí que llegó.
Por mucho que lo deseemos, Dios no siempre responde a nuestras oraciones inmediatamente en nuestros momentos de necesidad. Pero sí promete escuchar siempre nuestras oraciones y responder en Su tiempo, y nos pide que confiemos en Él mientras tanto. Una vez que acudimos a Dios en nuestros momentos de necesidad, podemos elegir confiar en que Él nos ha escuchado y nos responderá.
No nos desanimemos cuando la vida se complica y nosotras nos complicamos con ella. En cambio, que nuestras oraciones de fe nos traigan Su paz.
Amado Señor, confieso que he creído muchas veces la voz del enemigo por encima de la Tuya: he creído la voz falsa que me dice que la verdadera paz en medio de mi caos no es posible. Pero es posible porque Tú lo dices. Y Tú eres el dador de la paz. Ayúdame a recordar esta verdad en los momentos en que más importa. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Profundicemos
Efesios 2:14, Porque Él mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. (NBLA)
En tus momentos de caos, ¿cuál es tu respuesta típica: acudir a Dios o ir a otra parte? ¿Por qué?
Pídele a Dios que te muestre las razones más profundas para que Él se convierta en tu primer pensamiento en esos escenarios aparentemente fuera de control. Y comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Kelly Anne Burns. Todos los derechos reservados.
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