Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8 (RVA-2015)

En algún momento en mis treintas, me quedé sin energía.

Mientras servía en iglesias en Miami, Río de Janeiro y San Antonio, resolví estudiar mucho, aconsejar sabiamente, solucionar problemas, organizar comités y satisfacer a cada miembro malhumorado.

Pero después de tres o cuatro años, se me agotó mi energía. De repente, no podía dormir. ¿Cómo pierde una persona la capacidad de dormir? Cuando mi cabeza descansaba sobre la almohada, mi mente se aceleraba. Pensaba en los miembros que necesitaba llamar y en las decisiones que debía tomar. En más de un domingo por la mañana, me paré frente a la iglesia después de haber dormido poco o nada. Estaba desesperado.

En esas horas de la noche, cuando todavía estaba despierto, me levantaba de la cama, bajaba las escaleras, me arrodillaba delante del sofá y oraba. Qué persona tan abatida era yo. No era Max, el pastor. No era Max, el líder de la iglesia. Ese tipo con pijama arrugada era Max, el discípulo agotado y confundido.

Mis oraciones eran gemidos. Mi fe era un hilo desgastado. Ni siquiera podía reunir la energía para fingir. Fui honesto, honesto con Dios. Resulta que Dios es sensible a la oración honesta.

Poco a poco comencé a sentir el Espíritu. Lideró con un toque amable. Él cortejó con un susurro. ¿Misterioso? Por supuesto. ¿Pero producto de mi imaginación? No, en absoluto.

Pedí fuerza. Él me la dio. Pedí al Espíritu que sanara a los enfermos. Más de una vez, lo hizo. Oré por vitalidad y alegría. Ambos regresaron.

¿Por qué? Porque el Espíritu Santo viene con poder.

Jesús dijo a Sus discípulos, “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

Márcalo. Poder. El poder para tomar buenas decisiones, cumplir promesas y silenciar las voces internas del temor y el fracaso. El poder para levantarse de la cama, continuar con la vida, ocuparse de las cosas correctas de la manera correcta. El poder para enfrentar los pasos inesperados e indeseados del tiempo. Esto es lo que Jesús prometió en el pasado, y esto es lo que Jesús promete todavía hoy en día.

¿Cómo está tu nivel de energía?

Quizás hoy te encuentres sin energía, entusiasmo o fuerza. Tu paso ha perdido su elasticidad; tu voz no tiene canto. Quieres ser una persona alegre y empoderada, pero estás cansada del caos de la vida.

Quiero animarte, ya que el Espíritu de Dios anhela darte Su gran poder. Él te guiará, te enseñará y te energizará. Él soportará las cargas que nunca debiste llevar.

Nuestra ayuda fiel está aquí.

Padre celestial, gracias por darme el don precioso de Tu Espíritu Santo. Enséñame a experimentar el poder del Espíritu para que mi vida esté llena de propósito y fortaleza para Tu gloria. En el Nombre de Jesús, Amén.

Como devocional patrocinado, las dos secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés.

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Profundicemos

Juan 14:16-17, Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. (NVI)

Juan 15:26, »Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. (NVI)

¿Cuál es tu conocimiento sobre el Espíritu Santo? ¿En qué se basa tu conocimiento: la enseñanza de la iglesia, estudio personal, las Escrituras o algo más?

¿Qué tipo de poder nos da el Espíritu Santo? Haznos saber tu respuesta en la sección de comentarios.

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