El SEÑOR es mi pastor, Nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; Junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma; Me guía por senderos de justicia Por amor de Su nombre. Salmo 23:1-3 (NBLA)
Se apodera de mí en medio de la noche; me sienta en la cama, despierta por completo.
La ansiedad no capta la pista no tan sutil de que no es bienvenida aquí. Pero mi subconsciente sabe que algo pasa. Voy a salir de la ciudad para trabajar. Estaré lejos de mi entorno familiar: mi hogar y mi esposo. ¿Cómo me las arreglaré sola, con mis pensamientos constantes y temores asfixiantes?
Tres veces, durante las tempranas horas diurnas, el Salmo 23 llamó mi atención. Y ahora, mientras estoy aquí sentada, moviéndome bajo las sábanas, recuerdo las líneas, cierro los ojos y voy con el Pastor.
El SEÑOR es mi pastor, Nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; Junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma; Me guía por senderos de justicia Por amor de Su nombre (Salmo 23:1-3).
Junto a esas aguas de reposo, ¿podemos realmente encontrar a nuestro Consolador, Aquel que puede calmar esas aguas que se desbordan en nosotras?
¿Se puede confiar en Él para ser probado y verdadero en las corrientes arremolinadas en las que caemos? ¿Nos sacará y nos colocará suavemente en verdes pastos?
El SEÑOR es mi pastor, Nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar (Salmo 23:1-2a).
El Señor es mi pastor. En mi debilidad, Él es fuerte. Él es mi protector. Él es mi paz.
Deja el rebaño de 99 en búsqueda de la única oveja perdida (Mateo 18:12-14). Deliberadamente, Él nos busca.
Él viene por nosotras.
Él restaura nuestras almas.
El Señor es mi pastor, que me conduce junto a aguas de reposo, cantando sobre mí con la dulzura de Su voz. Me guía con Su sabiduría, me mantiene cerca y me consuela cuando paso por el valle de sombra de muerte. No temo mal alguno, porque sé que Él está conmigo (Salmo 23:4).
Pero, ¿he erradicado realmente el temor de mi mente y de mi corazón? Mis sentimientos demuestran lo contrario. Cuando me preocupo, me alejo del redil y descubro que deambulo sola en la sombra de mi mente. Pierdo de vista al Pastor mientras me acechan mis pensamientos y el pánico se apodera de mí.
Pero Sus pies encuentran el camino a mi lado, y Él me envuelve en Sus brazos. Se detiene en el agobio, pasa Sus dedos por mi cabello y se queda abrazándome hasta que mis llantos se calman y me doy cuenta de que Él está cerca. Él está cerca… Aquel que me salva por amor de Su nombre, por Su justicia.. Él está cerca y no me soltará.
Sus caminos traen bondad y misericordia que nos siguen a lo largo del camino, garantía para continuar y aferrarnos a Él. Así escuchamos Su voz cantando de nuevo para que recordemos la melodía. Este es Su corazón sosteniendo el nuestro. Estas son Sus palabras firmes que comparte con nosotras cuando no podemos hablar.
Podemos tomar la decisión de seguir adelante y elegir confiar en que nuestro Pastor tiene Su vara para calmar nuestros pensamientos y ahuyentar el temor.
Podemos decirle: «Pastorea nuestros corazones, Jesús. Guía nuestras mentes, alejándonos de los temores y las preocupaciones que nos han acompañado en este recorrido».
Su consuelo es nuestra guía, y Su presencia es fuerza suficiente para calmar las aguas. Encontremos al Señor en el caos de nuestro desorden, lo mundano y lo milagroso.
Señor, gracias por ser mi buen Pastor. Gracias porque nunca estás lejos de mí y porque vigilas de cerca mis problemas, mis lágrimas y mis esperanzas. Por favor, pastorea mi corazón y mi mente, y ayúdame a confiar en Ti para que me guíes por senderos de justicia por amor de Tu nombre. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Juan 10:14-15, Yo soy el buen pastor, y conozco Mis ovejas y ellas me conocen, al igual que el Padre me conoce y Yo conozco al Padre, y doy Mi vida por las ovejas (NBLA).
¿Qué te causa problemas en esta época de tu vida? ¿Cómo puedes confiar en tu buen Pastor, Jesús, con esta dificultad?
Toma un momento para pedirle a Jesús que te guíe junto a las aguas de reposo que Él sabe que necesitas para tu alma hoy. Luego, confía en que Él está cuidando de ti.
¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Sarah Freymuth. Todos los derechos reservados.
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