Devocionales

¿Estoy realmente orando por esto o simplemente preocupándome?

Lysa TerKeurst 13 de octubre de 2022
También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? Lucas 6:39 (NVI)

Recientemente, me senté a escribir algunos pensamientos sobre las relaciones:

Las relaciones son increíbles. Las relaciones nos desafían. Las relaciones pueden ser sumamente difíciles. Las relaciones pueden ser increíblemente hermosas. Y debido a que las relaciones son tan orgánicas, se mueven como el aliento que entra y sale de nuestros pulmones, expandiéndose con una conexión profunda un minuto, y en el siguiente, atrofiándose en un completo malentendido.

Las relaciones son maravillosas y están llenas de amor y frustración y se forjan con angustia y todas las cosas que traemos a cada intento de abrazar a otra persona. Cuando aquellos que amamos se acercan a nosotras, se acercan a nuestros problemas. Y también nos encontramos cara a cara con sus problemas.

Entonces, ¿cuál es? ¿Las relaciones están llenas de felicidad o decepción?

Aquí es donde aterricé ese día mientras escribía un diario... es una mezcla frágil de ambas.

A medida que nos abrimos unos a otros, cuanto más nos conectamos, más vulnerables nos volvemos. Cuanto más vulnerables nos volvemos, más expuestos quedan los lugares sensibles dentro de nosotras. Esta exposición es arriesgada. Cuando nos atrevemos a ser tan conocidas, corremos el riesgo de estar muy heridas. Cuando nos atrevemos a tener tanta esperanza, corremos el riesgo de estar muy decepcionadas. Cuando nos atrevemos a ser tan generosas, corremos el riesgo de que se aprovechen de nosotras. Y cuando nos atrevemos a cambiar de forma antinatural a lo que otra persona necesita, corremos el riesgo de perdernos en el proceso.

Amar y ser amada es estar envuelta en el sentimiento más seguro que he conocido. Causar daño y resultar herida es ser abatida por el sentimiento más aterrador que he conocido. Tú y yo lo sabemos bien.. de maneras diferentes con personas diferentes y en grados diversos, conocemos las complicaciones multifacéticas del amor y el desamor.

Tal vez estés viviendo esta realidad en carne propia.

Amiga, como me gustaría que estuviéramos tomándonos un café juntas para hablar de todo esto. Confía en mí cuando digo que conozco lo delicado que es equilibrar lo bello con lo frustrante, y cada matiz intermedio, con las relaciones que atesoramos.

Y aunque no puedo resolver todos los problemas que estés enfrentando en este momento, hay un elemento de acción que quiero animarte a poner en práctica hoy… proponte orar más palabras sobre una relación difícil en tu vida de lo que hablas al respecto.

He sido desafiada por esto personalmente. Hace unos años, mientras procesaba mi situación difícil con una amiga, ella me preguntó: «Lysa, ¿has orado por esto?».

Respondí con total seguridad: «Oh, absolutamente he orado al respecto».

Pero la realidad era que lo había pensado. Había hablado al respecto. Me había preocupado por ello. Había intentado controlarlo. Me había causado llanto. Había elaborado estrategias al respecto. Pero realmente no había estado postrada ante el Señor, diciendo: «Dios, no sé qué hacer. Esto me está rompiendo el corazón. Por favor, ayúdame a saber a dónde ir ahora».

A través de todo lo que he atravesado en los últimos años, como tú amiga, no puedo pensar en una mejor perla de sabiduría que pueda darte, que orar por cualquier dinámica relacional difícil que puedas estar enfrentando.

En Lucas 6:39, Jesús hizo una pregunta importante pero simple: “«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?”. Realmente quiero que Jesús dirija mis relaciones. Guiándome, enseñándome, redirigiéndome y mostrándome cómo vivir de una manera que lo honre a Él y a las personas con las que vivo mi vida.

Orar más palabras sobre situaciones de relación difíciles y luego detenerse a escuchar la convicción y la instrucción de Dios, sin duda será clave para esto.

Ahora, lo que no estoy defendiendo es orar, pedirle ayuda a Dios y, al mismo tiempo, ignorar las cosas hirientes internas que deben abordarse. No, no podemos permitir el mal comportamiento y llamarlo amor. No podemos tolerar patrones destructivos y llamarlo amor. Y no podemos enorgullecernos de ser leales y sufridas en nuestras relaciones cuando en realidad se trata de perpetuar violaciones de lo que Dios dice que es el amor (Juan 13:34).

Lo que les animo a todas a hacer es usar nuestras palabras de una manera poderosa y beneficiosa, para clamar a Dios y pedirle ayuda en oración. Recordar que Él es Dios y nosotras no. Acordarte de que Él tiene el control y nosotras no. Podemos hacer esto y aún tratar lo que debe abordarse. Podemos hacer esto y aún así evaluar cuáles límites buenos pueden necesitar implementarse. La oración no siempre cambia las cosas de inmediato, pero sí nos ayuda a recordar que no estamos solas navegando por todo esto.

Estoy convencida de que cuanto más combatamos nuestras luchas de rodillas, menos tendremos que discutir y pelear en persona. Y seremos más libres para simplemente centrarnos en amar y vivir… juntas.

Querido Señor, quiero honrarte por completo con mis relaciones. Ayúdame a permanecer dedicada a orar por las relaciones en mi vida… especialmente las que se sienten difíciles o tensas en este momento. Ayúdame a aprender el ritmo de orar más palabras sobre estas relaciones de las que hablo sobre ellas. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Amiga, ¿le has dicho palabras duras a una amiga o algún miembro de tu familia por estar herida? En el momento, las palabras que se dijeron pueden no parecer tan malas, pero después de reflexionar sobre lo que dijimos, nos quedamos sintiéndonos decepcionadas de nosotras mismas y convencidas de disculparnos. Todas hemos experimentado esto. Pero la Biblia dice que, “Muerte y vida están en poder de la lengua…” (Proverbios 18:21, NBLA). Debemos recordar el poder que hay detrás de las palabras que decimos a los demás. Se supone que nuestras palabras ministran y hablan vida al mundo y a las personas que nos rodean. En íCuidado con esa boca!, aprenderás a dominar tu lengua. Con ideas que transforman la vida compartidas a través de lecciones y anécdotas interesantes, aprenderás lo que la Biblia enseña sobre hablar. Inspírate por las enseñanzas del Dr. Tony Evans sobre la lengua y modela con tu boca el carácter de Dios. Adquiere tu copia aquí.

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Deuteronomio 31:8, El SEÑOR mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes». (NVI)

¿Cómo te anima esto mientras oras por varias cosas que estás enfrentando en tu vida? Comparte con nosotras en los comentarios.

© 2022 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.


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