Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Salmos 139:13-14 (NVI)

Conozco la desgarradora desesperanza de una relación que se está deshaciendo.

El silencio. El rechazo. Las palabras duras. La frialdad. Las preguntas. La falta de respuestas. El dolor.

¿Por qué solo llaman a los anestesiólogos cuando vas a tener una cirugía? Cuando estás siendo desgarrada emocionalmente, no es menos doloroso.

Y por eso me duele el corazón por la persona que hoy se encuentra en una relación difícil… preguntándose si va a sobrevivir, o si esta relación aguantará la prueba. Quizá esa persona eres tú. Y si es así, lo siento. Si es con una amiga, uno de tus padres, un esposo o cualquier persona a quien amas intensamente, yo conozco de primera mano el dolor profundo cuando alguien renuncia mientras el otro está todavía tratando. Hay un pánico que surge cuando deseas desesperadamente que la otra persona despierte, detenga su renuncia y le ponga fin a todo el caos.

La situación por la que estás pasando es mucho más complicada que las simples respuestas que yo te pueda ofrecer. Pero sí quiero darte solo un peldaño sobre el cual pararte en cualquier situación de una relación difícil en la que te encuentres:

Decide hoy que eres valiosa

Porque lo eres. Valiosa. Puede que sientas que no lo eres, pero una rápida mirada a Salmos 139:13-14 te asegura que lo eres: “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!”.

Tú eres una “creación admirable” de un Dios amoroso que se preocupa por ti. Que te ama. Y yo preferiría depender de la Verdad sólida de Dios que de una montaña rusa de sentimientos.

Tú eres hermosa, cautivante, inteligente y capaz. Pero si estás en una relación disfuncional, con problemas sin resolver y una comunicación frustrante, tengo la sospecha de que te sientes un poco menos de lo que he descrito.

Las relaciones rotas realmente pueden destrozar a una mujer. Y si en algo te pareces a mí, cuando te sientes destrozada, aquellos que están alrededor tuyo obtienen lo peor de ti. Entonces, además de todo el dolor y ansiedad, añades remordimiento, vergüenza y el sentimiento de que te has perdido a ti misma. Has perdido a aquella chica dentro de ti que solía ser positiva, feliz y lista para conquistar el mundo.

¿Puedo susurrarte una tierna verdad? La única forma de recuperar a aquella chica es tomar aire y recordar que tú eres valiosa porque el Creador del universo dice que lo eres.

Entonces continúa con dignidad. Aléjate del asco emocional para tomar algunas decisiones coherentes por ti misma. No puedes controlar cómo otros van a actuar o reaccionar, pero sí puedes controlar tus reacciones. Puedes tener un plan, hablar con personas sabias que te aman, reunirte con un consejero cristiano que caminará este viaje duro contigo; puedes trazar algunos límites sanos y útiles dentro de la relación si es necesario. Puedes orar fervientemente por un discernimiento claro porque Jesús es la mejor fuente de ayuda.

Jesús ve, Él sabe, Él ama. Y Él te va a dirigir siempre y cuando te quedes con Él. Las oraciones sinceras elevadas a Jesús, pidiendo ayuda, no quedan sin ser escuchadas.

Oro para que la relación con la que tú estás luchando sobreviva. Oro esto con cada fibra de mi ser. Pero si no sobrevive, lo que más pido en oración es que la mujer hermosa que eres se levante por encima de todo lo que se vino abajo, y se mantenga aferrada a la única opinión que importa, la opinión de Aquel que siempre te llama valiosa.

Amado Señor, cuando estoy batallando con relaciones en mi vida, siento que soy consumida por el dolor y el miedo. Ayúdame, por favor. Necesito aferrarme a Tu Verdad de que soy valiosa. Y Dios, por favor muéstrame los pasos sabios y sanadores que puedo tomar ahora mismo. En el Nombre de Jesús, Amén.

 

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