Como un águila que aviva a sus polluelos y revolotea sobre sus crías, así desplegó sus alas para tomarlo y alzarlo y llevarlo a salvo sobre sus plumas. Deuteronomio 32:11 (NTV)

En mi propiedad en el campo de Misuri, he visto águilas calvas exactamente tres veces. Cada incidente ha sido majestuoso e inspirador… ¡pero verlo por tercera vez fue un momento sagrado!

Acababa de colgar el teléfono después de una llamada épica y complicada, en la que un miembro de la familia y yo habíamos desenterrado una pieza del rompecabezas generacional que ayudó a darle sentido a décadas de trauma. Pero la revelación me sacudió con indignación justa.

La adrenalina y el cortisol corrieron a través de mis venas, haciéndome temblar de ira. No sabía si sería capaz de mantener la calma mientras manejaba a recoger a mis hijos de la escuela. Pero susurré una oración rápida mientras ponía mis manos en el volante.

Apenas había salido de la entrada de mi casa cuando un águila se elevó directamente desde la zanja en el lado del pasajero del auto. Durante unos segundos a cámara lenta, observé con asombro cómo sus alas poderosas casi rozaron mi auto mientras aleteaban hacia arriba.

En esa observación increíble de la naturaleza, sentí que Dios me gritaba: «¡Estoy aquí, querida!».

Él sabía que había sido sacudida hasta la médula y creo que Él envió un águila para animarme y recordarme que Él tiene el control. Él me dio maná escondido, pan del cielo, en un camino rural ese día, tal como proveyó para Su pueblo en el desierto (Éxodo 16:35).

Como un águila que aviva a sus polluelos y revolotea sobre sus crías, así desplegó sus alas para tomarlo y alzarlo y llevarlo a salvo sobre sus plumas (Deuteronomio 32:11).

En la mugre horrible de mis problemas, lo que más me hubiera gustado es que Dios literalmente me hubiera tomado y llevado a salvo a un lugar lejano. Sin embargo, el aliento de ver el poder y la fuerza de Dios, mostrados en esa águila, me elevó espiritualmente durante días.

Aunque Dios no sacó literalmente a los israelitas de sus problemas en el desierto, él los cuidó y los protegió con amor y Su fuerza poderosa. Les dio la imagen de una mamá águila cuidando tiernamente a sus polluelos, revoloteando sobre ellos y llevándolos a un lugar seguro.

La Biblia está llena de metáforas de la naturaleza como esta que nos ayudan a entender diferentes aspectos del carácter de Dios. Cuando miramos a la naturaleza para encontrar pistas sobre Dios, Él a menudo recompensa nuestras búsquedas con imágenes inspiradoras.

Cuando tengas dificultades en las relaciones, problemas en tu rol de madre, estrés laboral o sentimientos heridos, intenta mirar por la ventana o salir por la puerta. Pídele a Dios que te muestre algo en la naturaleza que te anime, y estudia lo que encuentres en busca de señales de Su carácter. Estoy segura de que Dios te inspirará, te dará consuelo y continuará a dirigirte hacia Él.

Hoy, el Señor puede enviarte un águila calva de aliento. O puede susurrar Su cuidado por ti a través de la belleza de una hoja, flor, roca o puesta de sol.

Aunque es posible que Él no nos saque de nuestros problemas, Dios siempre está sobrevolando sobre nosotras con amor y protección. Cuando buscamos Su carácter en la naturaleza, nos sentiremos alentadas.

Padre Celestial, te alabo por la inmensa belleza de Tu creación. Qué delicia es ver Tu gloria en exhibición a través de plantas y animales. Permíteme aprender más sobre Tu carácter estudiando las maravillas e incluso las metáforas que me dejas en la naturaleza, y que pueda obtener aliento de lo que descubra. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Isaiah 40:31, pero los que confían en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (NVI)

¿Qué has aprendido acerca del carácter de Dios en un avistamiento de la naturaleza? Comparte tus pensamientos y peticiones de oración en los comentarios.

© 2022 por Sarah Geringer. Todos los derechos reservados.

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