Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Romanos 8:26-27 (NVI)
Querido Señor, oré, mirando mi diario de oración frente a mí, estas damas te necesitan.
Haciendo una pausa, busqué mis siguientes palabras. Se han alejado de Ti… te están ignorando… y han olvidado que Tú realmente puedes arreglar las situaciones que enfrentan.
Una vez expuestos los hechos, me lancé a mi petición: ¿puedes espabilarlas y…?
Me detuve. A mis oídos, esto sonaba crítico y torpe en el mejor de los casos. Estaba haciendo un lío con esto de la “oración”.
Si bien alguna vez estuve cerca de las mujeres en mi lista de oración, perdí contacto con ellas a lo largo de los años y solo escuchaba sobre las situaciones difíciles de sus vidas a través de las redes sociales o amigos y familiares. Mi corazón se rompió cuando escuché que dos de ellas habían renunciado a su fe en Dios.
La oración es ahora la mayor influencia que puedo tener en sus vidas. Pero, ¿cómo debo orar por ellas? Muchas veces, me encuentro simplemente recitando la lista de nombres, confiando en que Dios sabe lo que necesitan mejor que yo.
Todos sabemos que la oración es una parte importante de nuestro viaje de fe. Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para una vida de oración saludable es el mismo que enfrento: «no sé las palabras que debo usar», a menudo escucho decir a los creyentes nuevos y a aquellos que no son tan nuevos. Nos sentimos torpes, limitadas y muy humanas.
Por eso me encantan las palabras de aliento de Pablo en Romanos 8:26-27: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios”.
¡Qué tranquilizador! El Espíritu Santo de Dios vive dentro de nosotras. Dios conoce nuestros pensamientos más profundos, incluso los pensamientos que no podemos expresar con palabras. El Espíritu Santo interpreta nuestros gemidos sin palabras e infunde nuestros gritos chirriantes de una sola palabra de «¡ayuda!». Él traduce nuestra teología imperfecta y revisa nuestra gramática toscamente tallada para alinearla con Su voluntad y Sus planes para la persona por la que estamos orando.
¿Cómo sucedió esto? Quizás hayas probado esto en la vida cotidiana. Te vuelves tan cercana a una amiga o a tu cónyuge que pueden completar las oraciones el uno del otro. Cuando la lengua de una persona se enreda, la otra persona, en lugar de corregir el error, dice: «sé lo que quisiste decir».
Con el tiempo, como cualquier otra habilidad, nuestros esfuerzos en la oración mejorarán. Anhelaremos saber cómo orar más específicamente. Me encuentro implorando al Señor, muéstrame cómo orar por esta persona. Incluso, muchas veces el mismo día descubro detalles que me ayudan a orar de manera más específica.
Sin embargo, en mis mejores momentos de claridad verbal o en mis relaciones más cercanas, reconozco que aún ahí Dios conoce a la persona y la situación mejor que yo y el Espíritu Santo todavía está haciendo Su obra de intercesión a mi favor.
Dios nos conoce más íntimamente que los seres humanos más cercanos a nosotras. Mientras tartamudeamos en nuestras oraciones, Dios, en Su gracia, sonríe y dice: «sé lo que quieres decir». Mejor aún, Él agregará: «estoy listo para ayudar».
Señor, gracias por Tu colaboración en mi vida de oración para llenar los vacíos de mis oraciones fragmentadas por los demás. Ayúdame a crecer en mis habilidades de comunicación contigo y, mientras tanto, gracias por Tu gracia y paciencia con mi vida de oración. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Colosenses 1:9, Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. (NTV)
Lee la oración de Pablo por la iglesia de Colosenses en Colosenses 1:9-12. ¿Cómo te ayuda esto a orar por alguien que lucha con su fe?
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© 2022 por Karen Wingate. Todos los derechos reservados.
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