Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:6-7 (NBLA)

Durante meses, la caja permaneció en nuestro sótano, sin abrir y acumulando polvo. En ese momento, era solo otra cosa que necesitaba organizar.

Hasta que mi hijo la encontró.

Él dijo, «Mamá, ¿adivina qué encontré?». Me llevó escaleras abajo y me mostró las numerosas fotos y recuerdos de mi infancia, que mis padres trajeron en su última visita a mi casa.

Mientras estudiaba su sonrisa, me di cuenta de que para él, esta caja era un tesoro. Juntos revisamos el contenido, innumerables recuerdos volvieron a mí en un instante.

Al principio, había visto la caja como un inconveniente. Pero cuanto más miraba su contenido, más me daba cuenta de que esta colección era un regalo. Momentos que podría tal vez haber olvidado. Su contenido me recordó las temporadas difíciles en las que Dios me fortaleció y cómo me animó en momentos en que tenía miedo de responder a Su inspiración en la fe.

También me recordó la forma en que trato algunos de los dones que Dios me da. Él me da el don de Su Espíritu, pero ¿realmente creo que Él puede hacer lo que dice la Escritura?

A veces leo relatos de milagros que realizaron los discípulos y pienso: sí, pero acababan de ver a Jesús. Tuvieron el beneficio de la interacción de primera mano. Y Dios me recuerda tiernamente, pero tú tienes el mismo Espíritu en ti.

En la carta de Pablo a Timoteo, siento la urgencia en las palabras de Pablo cuando le dice a Timoteo sobre el don que Dios le da a cada creyente:

Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:6-7).

La belleza de estas palabras es que no son simplemente para un creyente que vivió hace miles de años; son para cada una de nosotras hoy. Son verdad para ayudarnos a salir de nuestro propio camino.

En otras palabras, limpia el polvo de la caja y abre el regalo.

Pero, ¿cómo “abrimos este regalo” en la vida cotidiana? Para la madre que tiene niños pequeños o alguien que trabaja de nueve a cinco, ¿cómo vivimos como si creyéramos este pasaje?

Mientras profundizo en la Palabra de Dios, Él me está enseñando:

• Cuando recibimos el impulso de Dios y se alinea con Su Palabra, podemos actuar en fe sin confirmación adicional (Santiago 2:14).
• El poder del Espíritu en mí se activa cuando doy un paso de fe antes de saber cuál será el resultado, no cuando doy el paso después (Hebreos 11:1).
  
• El poder de Dios se muestra en mí y a través de mí incluso cuando mis actos de fe producen resultados diferentes a los que imaginé.

   

Después de revisar el contenido de la caja olvidada hace mucho tiempo, Dios me impulsó a dar un paso de fe.

Hice una cita con el médico que había estado postergando durante meses, con la esperanza de que el dolor crónico que estaba experimentando desapareciera. Aunque temía un diagnóstico no deseado, esos recuerdos frescos me ayudaron a recordar todas las luchas que Dios había atravesado conmigo en el pasado. Dios no me abandonó en ese entonces y supe que estaba conmigo cuando programé la cita. Él estará contigo también.

Dios, gracias por darnos el don de Tu Espíritu, aunque a veces intentamos vivir sin Su ayuda. Cuando seamos propensas a olvidar el poder que reside dentro nosotras, ayúdanos a vivir como los hijos e hijas que somos… para que los demás puedan ver quién eres Tú. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Efesios 1:19-20, También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales. (NTV)

Si supieras que el poder del Espíritu dentro de ti podría ayudarte a hacer cualquier cosa que Dios te pidiera, ¿qué paso valiente de fe darías? Nos encantaría saberlo; ¡compártelo con nosotras en los comentarios!

© 2023 por Abby McDonald. Todos los derechos reservados.

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