Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Juan 13:5b (NTV)

Es fácil levantarse antes del amanecer para una hora de estudio bíblico, correr 8 kilómetros, hacer la compra en línea mientras asistes a una reunión virtual, y luego preparas la cena, pones los trastes en el lavaplatos mientras ayudas a tus hijos con su tarea…

¿Conoces a alguna mujer que encuentre esa lista fácil de completar?

Son muchas las temporadas en la vida de una mujer, pero todavía no he oído a ninguna decir que la vida sea siempre fácil.

En cuanto a mí, a menudo soy una mujer agotada que se pregunta por qué intento marcar la diferencia cuando algunas noches ni siquiera puedo preparar una comida.

Pero, cómo se anima mi alma al saber que el Señor mismo entiende las exigencias de la vida, porque durante Su tiempo en la tierra, Jesús sabía lo que era vivir una vida plena y abnegada.

El apóstol Juan registra este hermoso ejemplo para nosotras: Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura (Juan 13:3-5, NTV).

En la época de Jesús, era habitual ofrecer agua a los invitados para que se lavaran los pies después de haber caminado en sandalias por caminos polvorientos. Sin embargo, lavar los pies se consideraba una tarea de siervos, no de líderes. No obstante, a pesar de la autoridad de Jesús, mientras Sus discípulos se reclinaban alrededor de la mesa de la Última Cena, Jesús sirvió a Sus amigos queridos lavándoles los pies.

Después Jesús explicó: Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes (Juan 13:14-15, NTV).

Aunque Jesús estaba físicamente agotado por Su viaje a Jerusalén y mentalmente angustiado por la inminente cruz, cuidó humildemente de Su pueblo, dando el máximo ejemplo de liderazgo de servicio.

Querida amiga, en las temporadas en que nos preguntamos cansadas si todo lo que ofrecemos a nuestra gente y a nuestras comunidades marca alguna diferencia, que nuestros espíritus descansen a la sombra del Salvador, que sirvió humildemente a Su mundo y, en última instancia, marcó la mayor diferencia de todas (Isaías 53; Juan 1:29).

Esto no implica que descuidemos los límites saludables añadiendo a nuestra lista de cosas por hacer más de lo que Dios quiere. Jesús también dio el ejemplo bello de retirarse para orar y descansar, lo que le proporcionó sabiduría para saber cuándo y dónde aplicar Sus recursos humanos limitados (Lucas 5:16).

Del mismo modo, cuando el calor de la madrugada recorre el cielo en el oriente cada mañana, sigamos el ejemplo de Jesús y pidamos a Dios sabiduría para saber qué tareas nos corresponden hoy y cuáles no.

Y en las temporadas en que las exigencias de la vida hacen que nos sintamos cansadas y agotadas, necesitamos escaparnos a pasar unos momentos con el Señor, para descansar en compañía del Salvador, quien comprende las épocas de sacrificio de la vida.

Querida amiga, tu Dios sabe lo que es ser humano y estar agotado. Los sacrificios que haces en medio de las temporadas difíciles no se le escapan; Él comprende cómo te sientes.

Cuando sientas que tu energía se desvanece debido a los días largos y noches agotadoras, anímate: Dios ve tu servicio y el legado que en silencio dejas al impactar las vidas de quienes te rodean.

Dios se está moviendo dentro de tu historia, aún cuando no puedas sentir Su presencia. Incluso cuando no siempre puedes sentirlo. Acércate a la sombra del ejemplo del Salvador y marcarás el mundo con Su amor.

Querido Jesús, gracias por ser un ejemplo digno de confianza para cada época de la vida. Por favor, dame sabiduría y fortaleza para hacer Tu voluntad mientras busco servir a quienes me rodean. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 11:28-29, Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. (NTV)

Si hoy te sientes agotada, escápate unos momentos con Dios para descansar en Su compañía, justo como hizo Jesús. Pídele que sea tu fuente de fortaleza mientras sigues el hermoso ejemplo de Jesús.

¡Déjanos saber lo que piensas del devocional de hoy! Comparte con nosotras tu opinión en la sección de comentarios.

© 2023 por Brenda Bradford Ottinger. Todos los derechos reservados.

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