Devocionales

Dios puede redimir nuestra soledad dolorosa

Jessica Manfre 1 de mayo de 2023
Pero Rut le respondió: «No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Rut 1:16 (NBLA)

Como esposa de militar, conozco muy bien cómo enfrentar cosas difíciles, inclinarme decididamente hacia la gracia y navegar bien los desafíos.

Pero a veces, incluso en los cimientos más fuertes aparecen grietas. Mantenerlo todo unido con curitas de positividad no funciona a largo plazo; no es lo suficientemente fuerte y es simplemente una herramienta pasajera de supervivencia.

Te confieso que, en mi mente, se supone que no debería sentirme sola ni estar luchando con problemas de salud mental. Como terapeuta, tengo conocimientos y herramientas útiles disponibles en mi cerebro, listos para ser utilizados. ¡Cómo podría rendirme ante algo que sé cómo combatir! Pero la soledad, y el cúmulo de síntomas negativos que conlleva, se han materializado y aferrado a mí con una ferocidad para la que no estaba preparada.

El libro de Rut fue luz en la oscuridad, el pasaje bíblico que necesitaba desesperadamente para romper las garras de la soledad. Aunque siempre me ha encantado la narración profunda de la historia, leerla durante una época desesperadamente solitaria de mi vida fue revolucionario. Como esposa de un militar, me vi reflejada tanto en Rut como en Noemí de muchas maneras… al dejar mi hogar por una tierra extranjera sin ningún apoyo, experimentar lo que parecía pérdida continua y encontrarme cuestionando mi propia fe.

Dios no siempre nos impide experimentar las tensiones de la vida y superar las emociones muy reales que las acompañan. Pero cuando nos sentimos solas, Dios está listo y preparado para amarnos a través de ello mientras Su Palabra nos recuerda tiernamente que nunca estamos verdaderamente solas.

A veces necesitamos pasar por algo realmente duro para despertar a la verdad y traer de nuevo lo bueno.

Pero Rut le respondió: «No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios (Rut 1:16).

Esta mujer pagana estaba muy segura de sus convicciones y de su fe en un Dios al que acababa de empezar a amar y a adorar. Esto es lo que yo personalmente tomo de la increíble historia de Rut:

Dios no siempre nos impide sentir dolor o experimentar dificultades. Pero eso no significa que Él nos haya abandonado. Cuando perdí a mi abuela en 2019, mi corazón se rompió en un millón de pedazos irreparables. Un extraño tuvo que compartir las últimas palabras de mi abuela en la habitación del hospital para que yo me recordara de lo que tan desesperadamente necesitaba saber: «me voy con el Señor».

Había sentido una culpa inmensa por todo el tiempo que me había perdido de estar con ella debido a esta vida militar. Pero se desvaneció en un instante cuando leí la Palabra de Dios y escuché Su regalo en las últimas palabras de mi abuela. Él es nuestro hogar y santuario en medio del dolor.

Con Dios, nuestras pruebas, heridas y temporadas de soledad pueden ser usadas para bien. Es una bendición tan redentora el compartir en voz alta tus luchas más profundas. No tan sólo las remueve de la caja en la que tan desesperadamente intentas esconderlas, sino que te prometo que tu dolor es compartido. Apóyate en tu Biblia, tu comunidad, familia y amigos. Tenemos la tendencia a actuar como la Noemí amargada en Rut 1:20-21, rechazando el apoyo mientras navegamos por las olas de las cosas malas que nos ahogan.

Me gusta creer que oigo a Dios susurrar esto cuando me siento sola: donde tú vas, Yo voy. Pero no sólo es imaginación: Él siempre está con nosotras. Sólo tenemos que estar preparadas y dispuestas a escucharle.

Señor, gracias por el regalo de hoy. Te ruego que continuamente crezca en mi fe en Ti y confíe en los planes que tienes para mí. Señor, te pido Tu gracia mientras atravieso temporadas de dificultad y soledad. Te pido que siempre te pueda ver, en y a través de cada parte de mi vida, no sólo en los momentos buenos. Permíteme profundizar más en Tu Palabra cada día, y úsala para guiarme siempre. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Isaías 41:10, No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios.Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. (NTV)

¿Hay alguna barrera que te esté impidiendo salir del pozo de la soledad? ¿De qué manera puedes recordar hoy la presencia de Dios en tu vida? ¡Comparte con nosotras en los comentarios!

© 2023 por Jessica Manfre. Todos los derechos reservados.

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