SEÑOR, tú me examinas, tú me conoces. Salmo 139:1 (NVI)

Durante el primer curso de nuestro programa de enfermería tuve uno de los exámenes más importantes. Tenía que demostrar cómo hacer una valoración de pies a cabeza, una evaluación de todos los sistemas del cuerpo, que daría una idea del estado de salud de un paciente y de sus posibles problemas.

Durante semanas, estudié para este examen, aprendiendo los pasos de la evaluación, qué buscar en cada sistema del cuerpo y las preguntas que hacer al paciente durante el proceso.

Parecía demasiada información para retener, tantos pasos y tanto margen de error. Pero a medida que se acercaba el día del examen, sabía que estaba preparada.

Aun así, completar este exámen y recopilar toda la información posible sobre el cuerpo de una persona y su estado actual solo puede darnos una idea de la totalidad de la persona.

Incluso con todas las notas que había tomado, las horas de estudio, los instrumentos en mi maletín de enfermería y el apoyo de compañeros y profesores, mi evaluación era limitada. Porque, al igual que la proverbial “punta del iceberg”, lo que podemos ver y medir de una persona es solo una fracción de todo lo que hay que saber.

Aprobé el examen y me sentí agradecida por ello. Pero lo que siempre será más gratificante es saber que hay Uno, el Gran Médico (Marcos 2:17), que me conoce a mí, y a todos los pacientes que cuido, por dentro y por fuera.

Si luchas por no sentirte vista, escuchada o comprendida…
Si deseas poder compartir tus historias, tus secretos o tu vergüenza…
Si te preguntas si alguien conoce todas las partes que te hacen ser quién eres o si eso realmente importa…
Quiero recordarte lo que dice el Salmo 139:1: “SEÑOR, tú me examinas, tú me conoces”.

Sí, amiga mía, Dios te conocía antes de que te formara en el vientre de tu madre (Jeremías 1:5), tiene contados los cabellos de tu cabeza (Lucas 12:7) y conoce tus palabras completamente antes de que lleguen a tu lengua (Salmo 139:4). No hay ninguna parte de lo que eres que esté oculta a Dios o que sea un misterio para Él.

Así que cuando parezca que los médicos no pueden encontrar el problema, o que tu cónyuge o tus amigas no parecen entenderte, a pesar de que han estado a tu lado, o que todo por lo que has pasado parece más información de la que puedes retener, recuerda que tu Creador lo ve todo.

Dios está al tanto de cada condición a la que te enfrentas y de cada detalle sobre quién eres. Puedes acudir y refugiarte en Aquel que conoce cada sistema de tu cuerpo, cada problema potencial, cada pensamiento, deseo y preocupación. Él está familiarizado con todos tus caminos, y puedes confiar en que eres completamente conocida y amada por Él.

Querido Dios, gracias por verme, amarme y saber todo de mí. Confío en que no importa por lo que esté pasando, Tú estás aquí conmigo, evaluando mis situaciones y viéndome a través de ellas. Por eso Te doy las gracias. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

1 Corintios 8:3, Pero el que ama a Dios es conocido por él. (NVI)

Juan 10:27-28, Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. (NVI)

¿En qué áreas de tu vida no te has sentido vista, conocida o comprendida? ¿Cómo te enfrentarás a tu día, y a tu vida, de manera diferente después de recordar que Dios te conoce personalmente?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

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