Devocionales

La oración que hago cada mañana

Lysa TerKeurst 10 de agosto de 2023
Instrúyeme, SEÑOR, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. Salmo 86:11 (NVI)

Muy temprano en la mañana, mis ojos soñolientos me ruegan que me quede en la cama un poco más. Pero mi alma se agita para levantarse y hablar con Jesús.

No siempre es fácil priorizar una mañana con Dios.
No siempre es perfectamente silencioso o sin distracciones.
No siempre llega a ser un período de tiempo extenso.

Pero sé que el tiempo apartado con Dios me prepara para lo que necesitaré durante el día. Es el momento en que Él me equipa con Su audacia amable, Su fuerza tranquila y Su gracia llena de amor para manejar lo que se me avecina. Y aunque no puedo verlo físicamente, sé que Él está presente.

Muchas veces cuando abro mi Biblia, me encuentro en el libro de los Salmos y oro a través de los versículos. Mientras lo hago, se eleva una hermosa melodía de la Verdad de Dios y mis preocupaciones se desvanecen. Su perspectiva sobre lo que me preocupa eclipsa mi ansiedad.

En el Salmo 81:10b, Dios me instruye, “Abre bien la boca, y te la llenaré” (NVI). Esto me recuerda que Él me dará qué decir. Qué decir en momentos felices y en momentos frustrantes. Qué decir cuando me siento insegura y qué decir cuando me encuentre segura. También me recuerda que a veces es bueno no decir nada mientras el Espíritu Santo me guía en el dominio propio.

El Salmo 84:1 me recuerda que las “moradas” de Dios son “hermosas” (NVI). Así que le pido que habite en mí abundantemente. Quiero que sea evidente que soy una chica que pasa tiempo con Jesús y que Él está obrando en mí.

El Salmo 86:11 me impulsa a decir, “Instrúyeme, SEÑOR, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre”.

Cada uno de estos versículos me lleva a una oración matutina que he estado orando durante años:

Dios, quiero verte.
Dios, quiero escucharte.
Dios, quiero seguirte con todo mi ser.

Y yo sé …
Tú eres bueno, Dios.
Eres bueno conmigo.
Eres bueno siendo Dios.

Por lo tanto, esta mañana, cambio mi voluntad por Tu voluntad porque estoy tan segura de que Tú me guiarás a través de esto. Gracias porque no tengo que resolver todo. Mientras camino hacia este día, intencionalmente voy a buscar a alguien a quien perdonar, alguien a quien bendecir y evidencia a mi alrededor de Tu bondad y fidelidad.

Después de terminar mi tiempo devocional, cierro mi Biblia y me sorprende que el Salvador del mundo desee pasar unos minutos conmigo cada mañana. Hago una pausa para recordar el regalo que es sentarme con Él de esta manera.

Oh amiga, debemos intercambiar susurros con Dios antes que gritos con el mundo. En lugar de revisar inmediatamente las redes sociales en los primeros momentos de nuestro día o sumergirnos directamente en nuestras listas de tareas pendientes, podemos priorizar a Dios al darle a Él nuestros primeros pensamientos. Sé que para mí, cada vez que lo hago, estoy más preparada que antes para enfrentar el día que tengo por delante. Estoy armada con Su Verdad. Llena de Su esperanza. Sostenida y rodeada por Su amor. Y creo que lo mismo puede ser cierto para ti.

Querido Señor, te amo. Gracias por Tu gracia que me permite reconocer este nuevo día como una nueva oportunidad para caminar más cerca de Ti. Ayúdame a aferrarme a las verdades que he leído esta mañana y a creer las palabras que has hablado en Tu Palabra. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Salmo 90:14, Sácianos de tu amor por la mañana, y toda nuestra vida cantaremos de alegría. (NVI)

Toma un momento para pedirle a Dios que te llene de Su amor. ¿Cómo podrías traer más gozo y alegría a tu día después de pasar tiempo a solas con Dios? ¡Comparte tus pensamientos con nosotros en los comentarios!

© 2023 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.


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