Devocionales

Orando por tu hijo de cabeza a pie

Sharon Jaynes 25 de agosto de 2023
Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: —Señor, enséñanos a orar ... Lucas 11:1 (NVI)
 

Antes de tener mi primer hijo, mi esposo, Steve, y yo tomamos un curso de seis semanas sobre cuidado infantil en la Cruz Roja local. Pero cuando nació mi hijo, en el momento en que la enfermera colocó a ese pequeño humano en mi pecho, supe que la maternidad iba a ser muy diferente a lo que experimenté con esa muñeca de plástico.

Mi hijo Steven no estaba hecho de plástico duradero, sino de una piel delicada y huesos frágiles. No se quedó quieto cuando intentamos cambiarle el pañal, sino que se retorció de esas pestañas pegajosas. No podía dejarlo sobre el mesón para tomarme un descanso con cafecito por unos 15 minutos, sino que tenía que prestarle atención constante. Y la caca era real. Y también lo fue el amor.

Desde el principio, quise ser una madre de oración, pero honestamente, no estaba segura de poder hacerlo. Me sentaba a orar, y mi mente vagaba hacia los recados que necesitaba hacer, las comidas que necesitaba cocinar … y, oh sí, debería llamar a fulano de tal cuando termine.

Luego volvía a controlar mis pensamientos, sintiéndome culpable de no poder mantenerme enfocada. ¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo orar durante 10 minutos sin distraerme? ¡Soy una madre terrible! ¿Te ha pasado eso alguna vez cuando te sentaste a orar?

¿Sabías que los primeros discípulos de Jesús también tenían problemas para orar? Un día le pidieron ayuda a Jesús: “—Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1). Jesús respondió dándoles lo que hemos venido a llamar el Padre Nuestro.

Si bien muchas de nosotras podemos estar familiarizadas con recitar el Padre Nuestro de memoria, también podemos verlo como un patrón para nuestras propias oraciones: reconocer a Dios como Padre, santo y soberano. Pedir que se haga Su voluntad, que se satisfagan nuestras necesidades y que nuestros pecados sean perdonados. Pedir liberación de la tentación y protección del mal (Mateo 6:9-13).

Usando ideas similares, creé un patrón para mantenerme enfocada y fiel cuando oraba por mi hijo de cabeza a pie. Comencé en la parte superior con su mente (los pensamientos que piensa), luego sus ojos (lo que mira), sus oídos (lo que escucha) y así sucesivamente hasta sus pies (el camino que toma). Dieciséis áreas en total.

Luego comencé a buscar en la Biblia y encontrar escrituras para orar sobre cada una de esas 16 áreas. Podemos estar seguras de que cuando oramos la Palabra de Dios, oramos la voluntad de Dios. ¡Qué alivio!

En lugar de tener una sola oración al final de este devocional, oremos cuatro escrituras por nuestros hijos ahora mismo. Si eres mamá, siéntete libre de orar por tus propios hijos, o considera usar estos versículos para orar por alguien que amas o por sus hijos.

La mente: lo que piensa mi hijo
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón… y con toda tu mente” —le respondió Jesús— (Mateo 22:37, NVI).

Padre celestial, ruego que mi hijo Te ame completamente, con corazón, alma y mente. Ruego que el conocimiento intelectual de Ti lo conduzca a un afecto emocional por Ti.

Los ojos: lo que mira mi hijo
Aparta mis ojos de cosas inútiles y dame vida mediante tu palabra (Salmo 119:37, NTV).

Oro para que mi hijo aparte sus ojos de las cosas inútiles. Oro para que desvíen sus ojos de cualquier cosa o persona que les haría tropezar, o caer en pensamientos o acciones pecaminosas.

Los oídos: lo que mi hijo escucha
Luego agregó [Jesús]: «Presten mucha atención a lo que oyen. Cuanto más atentamente escuchen, tanto más entendimiento les será dado, y se les dará aún más (Marcos 4:24, NTV).

Ruego que mi hijo preste mucha atención a la verdad que escucha acerca de la vida y los principios piadosos, sabiendo que cuanto más atentamente escuche, más entendimiento recibirá.

La espalda: protección física y espiritual
…el SEÑOR tu Dios se mueve dentro de él [campamento] para protegerte y derrotar a tus enemigos” (Deuteronomio 23:14, NTV).

Dios Todopoderoso, te pido que te muevas en el campamento de mi hijo: la casa, la escuela y todas las demás partes. Protégelo y líbralo de cualquier persona que busque hacerle daño físico, mental, emocional o espiritual. En el Nombre de Jesús, Amén.

Nadie será una madre perfecta, pero todas podemos ser madres que oramos con confianza por la protección y provisión de Dios para nuestras familias en los ámbitos físico y espiritual.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 7:7-8, Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. (NVI)

Santiago 4:2, …Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo que desean porque no se lo piden a Dios. (NTV)

¿Qué te enseñan los versículos de arriba acerca de la importancia de la oración? ¡Deja un comentario y comparte una petición de oración por un niño en tu vida!

© 2023 por Sharon Jaynes. Todos los derechos reservados.


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