No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos … Gálatas 6:9-10 (NVI)

Me subí al auto y lloré. Mi amiga acababa de dar a luz a su bebé, y esa parte, por supuesto, era emocionante. Pero después de pasar la semana ayudando a su familia de diversas maneras después de que se trasladaran al país como refugiados, estaba abrumada por las dificultades que habían soportado y seguían experimentando. Mi incapacidad para aligerar sus cargas era abrumadora.

No era la primera vez que me había sentido así, y quizá tú también te hayas sentido de la misma manera. El mundo está tan lleno de sufrimiento que a veces pasar solo unos minutos leyendo las noticias nos puede invitar a la desesperación. Puede que queramos enterrar nuestras cabezas en la arena solo para olvidar toda la tristeza.

De todos modos, no es que podamos arreglar el mundo.

Pero primero que todo debemos recordar que, la esperanza de la redención no depende de nosotras. Hay un solo Salvador, y podemos confiar en Su buen plan.

Con su llegada, Jesús hizo un camino para rescatarnos de nuestros pecados y restaurar nuestro mundo en decadencia. Aunque a veces pueda parecerlo, Él no ha abandonado la creación para que se destruya. Dios va a completar el buen trabajo que comenzó.

Gracias a lo que Jesús hizo, y todo lo que Él prometió hacer, puedo levantarme, secarme las lágrimas, y no cansarme de hacer el bien, “…porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos…” (Gálatas 6:9-10).

Claro que no puedo ponerle fin a las guerras, pero puedo entablar amistad con familias desplazadas por ellas.
No puedo erradicar la pobreza, pero puedo buscar maneras de ser generosa.
No puedo salvar a nadie de sus pecados, pero puedo hablarles de Jesús.

Satanás quiere empujarnos hacia la apatía y la falta de acción. Quiere convertir en arma cualquier sentimiento de desesperanza para ahogar nuestra compasión. Pero el Evangelio nos garantiza que tenemos una esperanza duradera, inquebrantable e inamovible.

Donde hay quebrantamiento, el Evangelio ofrece sanidad.
Donde hay dolor, el Evangelio ofrece consuelo.
Donde hay opresión, el Evangelio ofrece liberación.
Donde hay desesperanza, el Evangelio ofrece gozo.

Y, hermanas, eso lo cambia todo. Recordar la esperanza del Evangelio nos ayuda a unirnos al trabajo redentor de Dios con confianza, de cualquier pequeña manera de la que somos capaces. El logro de la misión depende de la fidelidad de Dios, no de la nuestra. Nada puede detenerlo de edificar Su Reino.

Así que olvídate de los números y estadísticas y políticas gubernamentales y todos esos problemas grandes que están fuera de tu alcance. No son demasiado grandes para Dios. Pero Él te ha colocado en un sitio concreto para un propósito concreto.

¿A quién te ha señalado Dios para que lo ayudes en tu vecindario, iglesia o comunidad? ¿Cómo puedes extender Su compasión, amor y generosidad?

¿Es la viuda solitaria al otro lado de la calle? Visitala.
¿Es el niño con capacidades especiales al que das clase en la escuela? Continúa abogando por él.
¿Es un ser querido atrapado por las adicciones? Ora por él.

Nosotras tenemos limitaciones, pero nuestro Dios no. Él trae sanidad, restauración y redención a nuestro mundo. En lugares donde el mundo es más oscuro, que nuestra luz brille más fuerte.

Querido Salvador, gracias por considerar nuestro pecado y sufrimiento y por hacer un camino para rescatarnos. Ayúdanos a mostrar Tu compasión a los demás. Por favor fortalécenos para que no nos cansemos de hacer el bien de manera que podamos atender fielmente las necesidades espirituales y físicas que nos rodean. Gracias por la promesa de que algún día Tú harás nuevas todas las cosas. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 5:14a, “Ustedes son la luz del mundo”. (NBLA)

Mateo 5:16, Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos. (NBLA)

Cuando te sientas abrumada por el quebrantamiento del mundo, ¿qué atributos de Dios son los más útiles para reflexionar? ¿Cómo puedes hacer brillar tu luz de manera práctica delante de todos y señalarles la esperanza del Evangelio esta semana? Déjanos saber lo que piensas en la sección de comentarios.

© 2023 por Amy DiMarcangelo. Todos los derechos reservados.

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