Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, Y Él enderezará tus sendas. Proverbios 3:5-6 (NBLA)

La entrevista fue un desastre.

La caminata lenta por el pasillo, el apretón de manos con el coordinador de recursos humanos y el paseo breve hasta mi coche me provocó una avalancha de sentimientos que me empujaban en un sentido y luego en otro. Decepción, alivio, resignación, inseguridad, esperanza, incertidumbre.

Después de meses de oración, consideración, y, sí, preocupación por un cambio de trabajo, ésta oportunidad aparentemente maravillosa, entre otras, se cerró en mi cara.

Me dejó sintiéndome vulnerable; quizá no lo tenía resuelto en absoluto.

¿Qué hacemos cuando hemos hecho nuestro mejor esfuerzo y aún así las cosas no resultan como esperamos? ¿O cuándo nos hemos enfrentado a una enfermedad que cambia la vida, una mudanza a través del país o una separación o divorcio desgarrador?

¿Qué hacemos cuando estamos esperando en Dios y tomando pasos de fe, solo para quedarnos cortas, sintiéndonos desconcertadas y desorientadas?

Proverbios 3:5-6 nos motiva tiernamente a confiar en el Señor, poner nuestra confianza en Él y no en nosotras mismas. “Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, Y Él enderezará tus sendas”.

Confiar puede dar miedo, como brincar de un bungee desde un puente y esperar que el cable te sostenga. Significa soltar el control, voluntariamente poner nuestro bienestar en manos de otro. ¿Cómo sabemos que podemos confiar en Dios? Acudimos a Su Palabra, Su carácter y Su fidelidad en nuestras vidas.

Durante estas situaciones, la confianza se construye buscando los pequeños momentos personales de bondad y cuidado que Dios nos brinda. Leer algo que nos haga sentir vistas; recibir buenas noticias, aunque sean pequeñas; reconocer el crecimiento que viene de las luchas y el dolor; e incluso observar los ritmos diarios del amanecer y el atardecer son recordatorios de la fidelidad de Dios.

Darnos cuenta de estas cosas pequeñas nos mantiene agradecidas, nos mantiene mirando hacia arriba y dependientes de Dios, sabiendo que todas las cosas buenas provienen de Él (Santiago 1:17).

Proverbios 3:5 nos anima a no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Otra posible traducción de “apoyarse” es “sostenerse a sí misma”. Entonces este versículo nos dice que tomemos la decisión consciente de permitirnos ser sostenidas no por nuestra propia sabiduría y experiencia sino por Dios, Aquel que nunca nos deja ni nos desampara (Deuteronomio 31:6).

Mientras atravesaba mi cambio de trabajo, una amiga que estaba pasando por una situación similar me ofreció algo de aliento. Ella compartió conmigo que quizá ella no sepa lo que se supone que debe hacer, pero conoce a Aquel que sí lo sabe.

Esto llegó como un alivio. El entendimiento no es un prerrequisito de confianza. Cuando decidimos no confiar en nuestro propio entendimiento de la situación y, en cambio, confiar en Dios, el resultado es la paz. Reconocerlo a Él y pedirle que esté en la situación nos permite tomar lo que hemos estado cargando (aquello por lo cual hemos estado preocupadas o ansiosas según nuestro propio entendimiento) y entregarlo, cambiándolo por Su paz (1 Pedro 5:7; Filipenses 4:6-7).

Dentro de unas pocas semanas, alguien se me acercó inesperadamente con una oportunidad laboral que encajaba exactamente en lo que yo había estado orando. Ni siquiera estaba en mi radar, y ahora estoy haciendo lo que amo hacer.

Mientras confiamos en Dios cuando no tiene sentido, Él hace el bien más allá de lo que podemos imaginar.

Querido Dios, gracias por Tus promesas, por Tu cuidado tierno y por los recordatorios diarios de que puedo confiar en Ti y que Tú nunca me dejarás. Ayúdame a soltar el apoyo en mi propia sabiduría y entendimiento para confiar plenamente en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Filipenses 4:6-7, No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús. (NTV)

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