Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. Lucas 2:7 (NVI)
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«¿Es así como te imaginaste la mañana de Navidad?» Mi esposo se inclinó sobre las cabezas de nuestros hijos y me sonrió, con un brillo en sus ojos.
Pues, no. No la había imaginado así.
Desde la fiebre aftosa de nuestro niño pequeño hasta la gripe repentina de mi esposo, el virus estomacal que atravesaba nuestra familia y mis propias náuseas matutinas del primer trimestre… nuestra casa semejaba más a una sala de hospital que a una película de Hallmark.
Nos perdimos el servicio de Nochebuena a la luz de las velas. Nos perdimos de cantar villancicos con nuestros vecinos. Nos perdimos el almuerzo de Navidad en la casa de mi madre. Nos perdimos desenvolver regalos con sobrinas y sobrinos. ¿Y todas mis tradiciones navideñas favoritas? Nos las perdimos todas.
Pero en medio de las decepciones, Dios abrió mis ojos para ver gozo a mi alrededor:
Nuestro hijo preescolar que coloreaba adornos de Navidad que llevaban el nombre de Jesús…
Escuchar la historia de Navidad del libro Biblia para niños, Historias de Jesús…
Ver la película de la Natividad por tercera vez en tres días…
Hubo muchos recordatorios de que Jesús no vino a ofrecernos unas vacaciones navideñas perfectas, sino a ofrecernos Su misma presencia en medio de nuestras imperfecciones.
Dios mismo vino a nuestro mundo, entrando en una Palestina del primer siglo que estaba inquieta bajo el dominio romano. Nació de una pareja pobre y agotada después de un viaje arduo. El nacimiento del Hijo de Dios carecía de brillo y glamour, aparte de la actuación de los ángeles para los pastores humildes (Lucas 2:9-12). Esta Natividad no se veía bonita, ni olía bien, ni se sentía cómoda: “Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada” (Lucas 2:7).
No me gustaría que mis hijos nacieran en un granero, y mucho menos el Hijo de Dios. Pero esas cosas que consideraríamos menos que perfectas sobre el nacimiento de Jesús fueron divinamente orquestadas por Dios mismo.
Y aquí encontramos el regalo de la Navidad: Dios con nosotros en medio de nuestro desorden, convirtiendo los momentos desordenados en momentos santos en Su presencia.
Emanuel significa “Dios con nosotros” (Mateo 1:23, NVI).
Dios con nosotros en nuestra enfermedad crónica.
Dios con nosotros en nuestros dramas familiares.
Dios con nosotros en nuestras dificultades financieras.
Dios con nosotros en nuestros futuros desconocidos.
No importa cómo se verá tu temporada navideña, ya sea exactamente lo que imaginaste o exactamente lo contrario de tus sueños navideños, de todos modos tráelo todo a Jesús.
Él está contigo en el lío, y está convirtiendo tus momentos desordenados en santos. Porque nuestro Dios Emanuel está con nosotros.
Señor, gracias por invitarnos a celebrar a Jesús incluso cuando nuestros planes de vacaciones “perfectas” se desmoronan. Por favor, abre nuestros ojos para ver Tu bondad a nuestro alrededor, y sintoniza nuestros corazones para recibir el regalo de Tu presencia con nosotras. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Lucas 1:46-48a, Entonces dijo María: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. (NVI)
¿Cómo se fijó el Señor en el estado humilde de María, tanto antes como después del nacimiento de Jesús?
En esta temporada navideña, ¿podrías invitar a Dios a cambiar totalmente tus expectativas navideñas para llevar a cabo Sus propios planes en tu vida? Deja un comentario compartiendo tus ideas o peticiones de oración navideñas, y oremos unas por otras.
© 2023 por Asheritah Ciuciu. Todos los derechos reservados.
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