Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, La luna y las estrellas que Tú has establecido, Digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, Y el hijo del hombre para que lo cuides? Salmo 8:3-4 (NBLA)

¿Cuándo fue la última vez que miraste el cielo nocturno y trataste de contar las estrellas? Me hace maravillarme cada vez … ¡y con razón!

Dios y Su diseño para nosotras son mucho más complejos y extravagantes de lo que creemos. En la vertiginosa variedad de tecnología y creaciones hechas por el hombre, es fácil sentir asombro por la obra de nuestras propias manos, olvidando que el mismo aliento que respiramos es un regalo de Dios. Pero, en realidad, los milagros ocurren todos los días. Puede que no parezca la división literal del Mar Rojo, pero Dios abre un camino a través del desierto todos y cada uno de los días de nuestras vidas, comenzando, en primer lugar y ante todo, con el camino de salvación a través del Salvador prometido del mundo, Jesús de Nazaret.

David, el salmista que escribió el Salmo 8, no conocía las maravillas del nacimiento virginal y la vida sin pecado, la sepultura y la resurrección de Cristo. Pero David experimentó una profunda sensación de asombro cuando consideró la obra de Dios como el Creador que hizo que el mundo existiera:

Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, La luna y las estrellas que Tú has establecido, Digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, Y el hijo del hombre para que lo cuides? (Salmo 8:3-4).

Día tras día, Dios sostiene el mundo mediante Su poder. Desde el sol que ordena este día, atravesando la noche más oscura, hasta el atardecer ardiente que persiste más allá de las fatigas del día, Dios todavía demuestra Su poder y cuidado soberano. Él sigue llamándonos a responder con asombro y maravilla.

Entonces, ¿esta temporada navideña te encuentras llena de asombro y maravilla o te tiene harta la tensión paralizante del ajetreo? Es difícil estar llena de alabanza y adoración cuando estamos llenas de preocupación y esfuerzo.

¿Te sientes tentada a descartar los rincones aparentemente insignificantes de tu vida? ¿Qué pasa si el Dios de las maravillas está obrando en más formas de las que puedas imaginar?

El milagro verdadero de la Navidad no es simplemente el nacimiento virginal; es mucho mayor que incluso ese evento increíble. El milagro de la Navidad está en esto: un Dios santo abrió un camino para que todos los que creen vinieran a Él … porque Él vino primero a nosotros. Asimilemos esto. Las promesas de Dios, cumplidas por Él mismo, son más que notables. Merecen una respuesta: no para ocuparse, sino para postrarse en reverencia y asombro por nuestro gran Dios.

Y al considerar este gran amor y búsqueda del Padre, Él no busca una respuesta de extravagancia ostentosa; Él desea nuestra alabanza rendida. Oh, que podamos inclinarnos hasta abajo y responder con corazones elevados, declarando: «Tú eres Dios Todopoderoso y estamos asombradas ante Ti».

Padre, eres digno de nuestra alabanza. Te acercas a nosotras cada día y demuestras las maneras en que sigues siendo soberano y bueno. Por favor perdónanos por las formas en que intentamos robar Tu gloria y confiar en nosotras mismas. Que podamos darte la adoración y la alabanza que mereces, no sólo en esta temporada navideña sino todos los días. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Salmo 33:6-9, Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos, Y todo su ejército por el aliento de Su boca. Él junta las aguas del mar como un montón; Pone en almacenes los abismos. Tema al SEÑOR toda la tierra; Tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo. Porque Él habló, y fue hecho; Él mandó, y todo se confirmó. (NBLA)

Considera leer la letra de “Venid fieles todos” y pasa un buen tiempo adorando a Cristo en oración.

¿Qué despierta asombro y maravilla en tu alma? Comparte con nosotras en los comentarios hoy!

© 2023 por Ruth Chou Simons. Todos los derechos reservados.

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