Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor» Lucas 1:45 (NBLA)

Año tras año, la oportunidad de mis sueños me pasaba por alto. Intenté todo lo que sabía hacer. Trabajé duro y oré. Confié en Dios, pero estaba empezando a sentirme fatigada.

En Lucas 1, leemos acerca de una pareja íntegra llamados Zacarías y Elisabet. Ellos también sabían lo que significaba estar soñando y orando por algo.

Lucas 1:6-7 nos cuenta, “Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada” (NBLA).

En mi mente, esa no es la manera en la cual esos versículos deberían finalizar, en especial para un matrimonio que parecía hacer todo correctamente.

Pero por mucho tiempo, esa fue su historia. Luego, Zacarías recibió una visita breve de un ángel con una gran noticia:“«…tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan” (Lucas 1:13b, NBLA).

Todas nos sentimos contentas por Zacarías y Elisabet, pero me pregunto si ellos se pusieron a pensar, ¿por qué ahora? Habría sido genial si esto hubiera ocurrido un poco antes. A esa altura de sus vidas, ellos probablemente se veían a sí mismos empujando un andador, no un cochecito.

Elisabet no hizo preguntas. Simplemente exclamó, “Esto … es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás” (Lucas 1:25, NVI).

Si ella se hubiera parecido un poco a mí, Elisabet hubiera rastreado sus pasos para descifrar la razón por la cual Dios decidió hacer esto ahora. ¿Lo habría tratado mejor a Zacarías esa semana? ¿Sucedió porque pasó menos tiempo charlando con las otras mujeres en el café local y más tiempo en el templo?

Sin embargo, el nacimiento de Juan el Bautista fue mayor que Zacarías y Elisabet. De hecho, fue mayor que el mismo Juan el Bautista.

“Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo …” (Gálatas 4:4a, NTV). El día de la llegada de Jesús fue un factor dentro del plan de Dios. Así también lo fue el nacimiento de Juan, después de todo, Isaías 40:3 había profetizado que Juan prepararía el camino para el Mesías.

Tal vez tú seas esa seguidora de Cristo que está haciendo todo correcto que sabes que debes hacer, pero al igual que Elisabet antes de tener a su hijo, te sientes como si hubiera un “pero” en tu historia.

Fiel, pero… diagnosticada. Desempleada. En bancarrota. Esperando por un esposo. Esperando por un hijo. Acarreando sueños incumplidos.

La historia de Elisabet nos recuerda que la voluntad de Dios para nosotras puede que no se cumpla de la manera o en el tiempo que esperamos, pero permanecemos sometidas a Dios y Sus planes. A veces simplemente debemos esperar el momento apropiado para que llegue aquello por lo que estamos orando.

Esa era mi historia. La oportunidad soñada que había estado esperando finalmente se volvió realidad. Sin embargo, a medida que la vida continúa, quizás tenga sueños diferentes por los cuales debo esperar… otra vez. No será fácil, pero sé que puedo confiar en Dios cada vez. Incluso si Él no siempre nos provee lo que esperamos en esta tierra, Él nos ha dado una esperanza eterna en Jesús.

Y bienaventurada la que creyó que tendrá cumplimiento lo que le fue dicho de parte del Señor» (Lucas 1:45).

Oramos. Aguardamos. Mantenemos nuestras esperanzas. Creemos. Y a Su tiempo perfecto, veremos Su bondad.

Querido Padre, ayúdame a mantener mi confianza en Ti, aun durante largas temporadas de espera. Sé que Tu tiempo es perfecto. Pido que Tú llenes mi corazón con fe, paz y gozo. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Lo que más necesitamos en medio de la espera es la esperanza. En Esperanza inconmovible, Max Lucado comparte lo que él ha aprendido sobre las promesas de Dios que nos darán la fuerza para enfrentar con valentía todos los días y esperar Su tiempo.

 

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PROFUNDICEMOS

Eclesiastés 3:11, Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. (NTV)

¿Qué te han enseñado temporadas anteriores de espera en tu vida?

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© 2023 por Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.

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