»Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Mateo 5:14 (NVI)

Mis compañeros de clase y yo nos pusimos en fila con entusiasmo para dirigirnos al auditorio el día de la foto escolar. Mi alegría se desvaneció rápidamente cuando el fotógrafo empezó a cambiar de lugar a los alumnos según su estatura. Al acercarse a mí, hizo un gesto con la mano y me envió al final de la fila, diciendo: «Vaya que eres alta».

Las lágrimas amenazaban con arruinar mi atuendo de ese día. Escuché risas mientras me dirigía lentamente hacia el fondo, ocupando el lugar que me había asignado con el grupo de chicos.

Durante muchos años después de aquello, me encorvé para ocultar mi estatura: los hombros agachados, los ojos clavados en el suelo y, sobre todo, hablando en un susurro discreto en lugar de hacerlo con mi voz natural.

Quizá tú seas como yo y hayas intentado pasar desapercibida. Quiero contarte un secreto muy poderoso: como hijas de Dios, no fuimos creadas para existir en la sombra.

Jesús declara esta verdad en Mateo 5:14: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse”. Amiga, pondera eso.

Incluso como seguidoras de Jesús, muchas de nosotras permanecemos ocultas en la oscuridad por miedo a revelar toda la potencia de nuestra luz. Tal vez tenemos miedo al rechazo, o tal vez no estamos seguras de cómo usar el poder de Su luz. ¿Cómo somos transformadas cuando vivimos la plenitud de Cristo a la vista de todos, bajo la luz iluminadora de Jesús?

• Cuando nos mantenemos firmes en la fe… nuestra postura es confiada, no cohibida, y nuestras voces son firmes, no temblorosas, mientras “mantenemos la realidad” mientras revelamos cómo el amor de Jesucristo nos ha transformado.
• Cuando salimos de las sombras… podemos encontrar con valentía maneras de hacer que la gente se sienta comprendida, vista y amada, porque sabemos que todos los que nos encontramos necesitan desesperadamente oír cómo Jesucristo salva.
• Cuando sabemos quiénes somos como Sus hermosas creaciones… podemos confiar en nuestro lugar en el Reino. Y ese lugar no se encuentra al final de la fila.
• Cuando nos mantenemos fuertes… estamos llenas de la fuerza poderosa del Espíritu Santo para hacer la obra de Dios sin vergüenza.

Estamos llamadas a comprender de todo corazón y aceptar con humildad la tarea de mantenernos firmes como seguidoras de Jesús, “la luz del mundo” (Juan 8:12, NVI).

Muchas de nosotras nos enfrentamos diariamente a batallas ocultas. Por mucho que queramos ocultar nuestras luchas y mostrarnos valientes para demostrar al mundo que “podemos con esto”, es la luz de Cristo la que nos mantiene en marcha. Resistamos la tentación de retroceder temerosamente en un segundo plano. El mundo quiere y necesita desesperadamente ver la luz de Dios en acción a través de nosotras para que Su gloria sea visible para todos.

Padre, gracias por ser mi Protector, Guardián y Luz. Ayúdame a alejarme de las cosas que me impiden brillar para Ti. Lléname con Tu Espíritu valiente para ayudarme a compartir con valentía Tu bondad con los demás. En el Nombre de Jesús, Amén.

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1 Pedro 3:15, Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto, (NVI)

¿Qué puedes hacer hoy para ser una luz muy necesaria para alguien? ¡Comparte tus ideas con nosotras en los comentarios!

© 2024 por Regina Lewis. Todos los derechos reservados.

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