Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y aún hoy anuncio todos tus prodigios. Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera... Salmo 71:17-18 (NVI)

Me encontraba en nuestra sala de estar, recordando las dulces voces que solían resonar allí, voces que pertenecen a aquellos que me llaman “mamá”.

En ese momento, prácticamente pude sentir las ramas ásperas y espinosas de este nuevo nido vacío.

Mis hijos simplemente hicieron lo que hacen los niños, crecieron. Sin embargo, a pesar de lo feliz que estaba por ellos, me preocupaba que este cambio en nuestra dinámica familiar creara un vacío, tragándose los puntos centrales en los que nuestra vida cotidiana parecía girar.

¿Qué pasaría después? ¿Cómo afectaría esto a mi matrimonio?

Eso fue hace dos años.

Hoy, estoy llena de confianza y alegría. Si bien, Dios nos creó a mi esposo y a mí para ser padres, el ser padres no es nuestro único rol.

En medio de nuestro nido vacío, encontramos nuestro “próximo paso”, un lugar listo para ser llenado por la obediencia a Dios de nuevas maneras. Él tiene planes para nosotros, y también tiene planes para ti.

Encuentra el consuelo que nos ofrece el Salmo 71:17-18:

Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud y aún hoy anuncio todos tus prodigios. Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera…

En primer lugar, estos versículos nos recuerdan que Dios nos ha estado guiando desde que éramos jóvenes. En segundo lugar, podemos recordar Sus obras pasadas y compartirlas con otros. Finalmente, cuando nuestro cabello se vuelve gris, incluso si, como yo, usas un pequeño frasco de color para cubrir tus mechones plateados de sabiduría, podemos decirle a Dios: ¡No te olvides de mí! ¡Todavía estoy aquí!

Amiga, Él te escucha.

El nido vacío no nos limita; es un lugar que nos perfecciona.

La vida apenas comienza. Tus mejores días pueden estar por venir. De hecho, esto es cierto sin importar a qué nueva temporada te enfrentes: una temporada de estar soltera o en matrimonio, la crianza de los hijos o un nido vacío, reiniciar tu carrera o jubilarte. Dios es fiel a través de cada cambio de vida.

Quizás el tiempo que antes dedicabas a apoyar los pasatiempos de tus hijos se convierta en tiempo para cultivar relaciones, cultivar tu fe, tomar una clase, ¡o por supuesto, tomar una merecida siesta! En cuanto a mi esposo y a mí, hemos estado soñando con nuestro futuro. Hemos reavivado un sentido de espontaneidad. Disfrutamos creando amistad con nuestros hijos adultos. De manera curiosa, después de que mis pequeños pajaritos levantaran vuelo, me obsesioné ligeramente con un nuevo pasatiempo: observar aves.

Nada de esto es fácil al principio, pero he aquí la verdad: encontrarás a Dios dentro de tu nido vacío, ayudándote a extender tus propias alas incluso mientras moras a la sombra de las Suyas.

Dios, gracias por protegernos con Tus grandes alas. Concédenos espacio para sobrellevar el duelo de lo que dejamos atrás y que podamos anticipar lo que está por venir. Danos valor para explorar nuevas formas para vivir. Llénanos de paz en lugar de temor. Que encontremos plumas para suavizar este nido donde moramos contigo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Isaías 48:17, Así dice el SEÑOR, tu Redentor, el Santo de Israel: «Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te enseña lo que te conviene, que te guía por el camino en que debes andar. (NVI)

¿Cómo te anima este pasaje cuando piensas en tu futuro y/o el futuro de los jóvenes en tu vida?

¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2024 por Jennifer Dukes Lee. Todos los derechos reservados.

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