Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos. Hebreos 4:16 (NTV)
¿Qué cargas pesadas te agobian en este momento?
Una situación que parece imposible de resolver.
Estrés y presión financiera.
Una esperanza tan aplazada que enferma el corazón.
Ansiedad por el futuro de tu hijo(a).
Promesas rotas de alguien en quien creías que podías confiar.
Ya sea que estés experimentando una de éstas o alguna otra cosa, oro lo siguiente por ti: que puedas vislumbrar aunque sea un poquito la tierna misericordia de nuestro Señor Jesús. Porque una gota de la misericordia de Dios es mejor que un océano del consuelo del mundo.
Como ves, Jesús nos comprende y se preocupa por nosotras. Si tan solo pudiéramos ver la maravilla de Su amor. Los cielos que pinta, las flores que Él hace florecer, los planes que organiza solo para nosotras. Las cartas de amor que nos ha escrito a lo largo de la Biblia.
Todas estas son misericordias de Él.
El mundo nos ofrecerá alivio en forma de escapes. Pero intentar llenar nuestros corazones adoloridos con cosas que no nos satisfacen es como intentar llenar un océano con una cuchara. Nunca es suficiente. Así que apretamos los puños y seguimos intentando encontrar algo que nos consuele.
Ojalá supiéramos abrir las manos y recoger las gotas de Su misericordia tierna. Si supiéramos cómo liberarnos del peso de intentar arreglarlo todo nosotras mismas. Ojalá supiéramos detenernos en medio de todo y susurrar: querido Jesús … ayúdame. Solo un susurro formando la totalidad de Su nombre lleva todo el poder, la sabiduría y la gracia que necesitamos para manejar lo que enfrentamos.
Si tan solo lo supiéramos.
Si hoy te encuentras con ganas de escapar, pídele a Jesús que te ayude, te consuele y te dirija. Hebreos 4:15-16 nos recuerda lo accesible que es Él, cómo comprende nuestras luchas y nos ofrece amablemente ayuda y esperanza: “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos” (NTV).
Cuando estemos al borde del colapso, el “Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3, NVI) nos sostendrá. De hecho, una gota de la misericordia del Señor es mejor que un océano lleno de las comodidades temporales del mundo.
Querido Jesús, no quiero pasar otro día más persiguiendo cosas que nunca me satisfarán. En cambio, te ruego que yo empiece a ver realmente cuán alto y profundo es el amor que Tú me tienes. Ayúdame a notar Tu obra en mi vida, y enséñame a acoger plenamente Tu amor. En el Nombre de Jesús, Amén.
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A veces necesitamos mayor consuelo de Dios cuando nos sentimos heridas por otras personas. ¿Alguna vez te has sentido atrapada en un ciclo de dolor sin resolver, repitiendo las ofensas una y otra vez en tu mente? Lysa TerKeurst ha luchado en este proceso también. Pero de una manera sorprendente, ha descubierto cómo deshacerse del resentimiento acumulado y superar la resistencia a perdonar a las personas que no están dispuestas a hacer las cosas bien. Consigue su libro Perdona lo que no puedes olvidar para aprender más del poder del perdón bíblico.
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PROFUNDICEMOS
Juan 4:14, pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. (NVI)
¿Qué significan para ti estas palabras de Jesús cuando piensas en correr hacia Él en lugar de los consuelos mundanos? ¿Qué consuelo mundano puedes dejar hoy? Invita al Espíritu Santo a que te ayude a hacerlo.
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