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Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh SEÑOR, roca mía y Redentor mío. Salmo 19:14 (NBLA)
Empiezo cada día con las mejores intenciones para tener buenos pensamientos… pero la realidad se interpone en mi camino.
Ensayo conversaciones moralistas que quisiera tener con una compañera de trabajo que se apropió de mi idea. Fantaseo con una casa perfecta merecedora de Pinterest.
¿Te suena familiar? Por casualidad, esos pensamientos que a primera vista parecen justificados o inocentes ¿terminan llevándote por el camino de la amargura, la envidia o la desesperación?
El escritor del salmo 19 vio el riesgo de estas espirales de pensamientos: “Guarda también a Tu siervo de pecados de soberbia; Que no se enseñoreen de mí” (Salmo 19:13a, NBLA). “Pecados de soberbia”, construidos sobre pensamientos obstinados y rebeldes, pueden “enseñorearse” sobre nosotras. Toman el control.
Imagina a tu mente como un puerto: los pensamientos navegan como un barco, llegando y saliendo. Algunos de ellos reciben tu invitación a echar el ancla.
A primera vista, un pensamiento parece inofensivo. Consideras la idea. Compartes una conversación inocente. Pero luego, quiere porciones más grandes de tu tiempo. Se filtra más allá de los límites de tu autocontrol. Distorsiona tus actitudes y acciones. Poco a poco, este pensamiento se transforma de invitado amistoso a un dictador exigente.
Lo siguiente me pasa a mí:
Mis compañeros de trabajo rechazan mi idea y apoyan la sugerencia de otra compañera. Pienso: mi idea es mejor. Me aseguraré que la de ella no funcione.
Veo algunos programas de reparación del hogar. Pienso: mi cocina es aburrida. Nuestra casa es tan horrible, no tiene sentido esforzarme en mejorarla.
Algo que dije no me cayó bien. Pienso: fue una estupidez decir eso. No puedo hacer nada bien.
Ya no controlo el pensamiento sino que él intenta controlarme, lo cual me lleva a pecar. Cuanto más guardo un pensamiento soberbio, más difícil es hacer que desaparezca.
Sin embargo, cientos de pensamientos navegan por nuestras mentes. ¿Cómo podríamos saber cuáles serán problemáticos?
Miremos de nuevo al salmista: “Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh SEÑOR, roca mía y Redentor mío” (Salmo 19:14).
“La meditación de [nuestros] corazón[es]” incluyen los pensamientos que entran y salen de nuestras mentes. La frase “gratas … delante de Ti” significa agradables a Dios.
Ahora, imagínate a ti misma sentada a la mesa con Jesús, compartiendo un café y uno de estos pensamientos nuevos a continuación. ¿Asiente Él con la cabeza en señal de aprobación? ¿O acaso Él te dice algo diferente?
¡Te tengo una buena noticia! Los pensamientos impíos no quieren compartir espacio con Cristo. Invítale a la conversación y quizás esos pensamientos soberbios por sí solos eleven el ancla y se van zarpando. Y si no se van, tienes a Jesús de tu lado.
Señor Dios, dame ojos para ver Tu aprobación cuando mis pensamientos son buenos. Y cuando no lo son, dame los oídos para escuchar Tus palabras de corrección. Enséñame a guardar pensamientos que sean gratos delante de Ti. Concédeme la sabiduría para reconocer los pensamientos negativos antes de que echen el ancla. Aparta pensamientos impíos del puerto de mi mente. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Filipenses 4:8, Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. (NBLA)
Usa este versículo para evaluar los pensamientos anclados en tu mente. ¿Cuáles no se alinean con la lista de Pablo? Envíalos a navegar, fuera de tu puerto.
Nos encantaría escuchar de ti. ¡Comparte tus pensamientos sobre el devocional de hoy en los comentarios!
© 2024 por Shirlee Abbott. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.
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