Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. Juan 11:22 (NVI)
Revisé mis correos electrónicos en busca de una respuesta a una pregunta que había estado haciendo durante semanas: ¿conseguí el trabajo?
Por primera vez en 14 años, estaba entrando en una temporada en la que todos mis hijos estaban en la escuela. Mientras buscaba oportunidades para ingresar nuevamente a la fuerza laboral, este trabajo me parecía perfecto, pero ahora pensé que tal vez no era el momento de Dios.
Al no encontrar nuevos correos electrónicos, cerré mi computadora portátil y pensé: «la respuesta de Dios a esta oración debe ser un “no”». No le había pedido confirmación, pero supuse que la falta de respuesta significaba que la puerta estaba cerrada.
Por mucho que me desagrade admitirlo, esta no era la primera vez que hacía suposiciones sobre la respuesta de Dios a mis oraciones. Aunque busco Su guía antes de tomar decisiones, a menudo saco mis propias conclusiones después si Él no responde dentro de mi tiempo. Decido qué significa el silencio antes de darle espacio a Dios para que me hable a través de él.
Es reconfortante ver que la gente en las Escrituras también enfrentó esto. Por ejemplo, si alguna vez hubo una persona que tenía motivos para pensar que un resultado era seguro, esa era Marta. Cuando su hermano enfermó, ella envió un mensaje a Jesús. Pero en lugar de llegar rápidamente, Jesús esperó hasta que Lázaro había estado en la tumba durante cuatro días.
Hasta este momento, Marta podría haber asumido que la oportunidad para que se diera un milagro había terminado, que la sanidad no era parte del plan de Jesús. Pero cuando vio a Jesús, sus palabras revelaron la esperanza que aún tenía:
Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas (Juan 11:22, énfasis agregado).
Incluso ahora, en medio del dolor y el llanto.
Incluso ahora, cuando la tumba estaba cerrada.
La interacción de Marta con Jesús mostró su fe en Sus habilidades. Aún así, su esperanza en última instancia no estaba en un resultado sino en la identidad de Jesús. Ella dijo: ”… yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (Juan 11:27, NVI).
¿Qué pasaría si viéramos los espacios de espera como oportunidades para buscar a Dios? ¿Para declarar quién es Él? En lugar de concluir que ya conocemos el resultado, podríamos dejar que el silencio nos conduzca a una fe más profunda.
Aunque pensé que la posibilidad de trabajo estaba cerrada, seguí buscando la dirección de Dios a través de la oración. Después de tres meses, llegó una respuesta a mi bandeja de entrada. A pesar de mi presunción, Dios respondió mi oración con un “sí”.
Esta sorpresa me recordó que Dios quiere que acudamos a Él mientras esperamos, no que hagamos suposiciones. Su respuesta puede tardar más de lo que deseamos y puede parecer diferente de lo que esperamos, pero podemos saber que Él nos escucha. Y Él responderá.
Gracias Dios por actuar siempre a nuestro favor, incluso cuando dudamos. Cuando oremos, que nuestro conocimiento de quién Tú eres nos guíe, y que nuestras suposiciones sean reemplazadas por una expectativa paciente. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Hebreos 11:1, Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos. (NVI)
¿Hay alguna oración que crees que Dios ha respondido con un “no” pero que podría ser una oportunidad para buscarlo más? Comparte con nosotras en los comentarios.
© 2024 por Abby McDonald. Todos los derechos reservados.
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