Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa vieron esos milagros maravillosos y oyeron que hasta los niños en el templo gritaban: «Alaben a Dios por el Hijo de David». Sin embargo, los líderes estaban indignados. Mateo 21:15 (NTV)

Nota de la editora: ¡Este devocional es parte de una serie especial para la Semana Santa! Desde el 24 de marzo (Domingo de Ramos) hasta el 31 de marzo (Domingo de Pascua), cada devocional se centrará en los acontecimientos que preceden la resurrección de Jesús. Nuestra oración es que estas palabras preparen tu corazón y mente para la celebración de nuestro Salvador resucitado.

Sólo un día antes, Jesús había entrado a la ciudad de Jerusalén sobre la espalda de un burro y había sido recibido con mucho aclamo. Pero no por todos. Los sumos sacerdotes y los fariseos no deseaban darle la bienvenida a Jesús. Ellos lo querían muerto.

¿Por qué?

Entre otras cosas, Jesús afirmaba ser “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6a, NTV). El único camino a Dios. Los líderes religiosos creían que esto era una blasfemia porque el único camino a Dios que conocían era a través del cumplimiento de la Ley. La misma existencia de Jesús amenazaba su autoridad y todas las reglas religiosas que imponían a los demás con pasión.

Y es entonces cuando llegamos a este día de la Semana Santa.

Jesus llegó al templo y vio los atrios exteriores llenos de mercaderes vendiendo animales para el sacrificio a precios que sólo los ricos podían pagar. Peor aún, dado que los atrios exteriores eran los únicos espacios en donde los gentiles (no judíos) tenían permitido entrar y orar, ya no existían todas esas oportunidades para que adoraran a Dios.

En Su enojo justo, Jesús volcó las mesas y echó fuera a los mercaderes, declarando: “Mi templo será llamado casa de oración” (Mateo 21:13, NTV).

Después leemos:

Los ciegos y los cojos se acercaron a Jesús en el templo y él los sanó. Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa vieron esos milagros maravillosos y oyeron que hasta los niños en el templo gritaban: «Alaben a Dios por el Hijo de David». Sin embargo, los líderes estaban indignados (Mateo 21:14-15, NTV).

Este momento en el templo fue una representación visible de todo lo que Jesús había venido a hacer: derribar toda barrera que existe entre nosotros y Dios para que cualquiera pueda acercarse a Él.

Pero aún viendo los milagros de sanación que Jesús realizó, los líderes no lo entendieron. En vez de doblegarse a la autoridad de Jesús, optaron por continuar en su camino. Estaban controlando el acceso a lo sagrado con el fin de obtener sus propios beneficios y ganancias.

Aquí es donde me pongo a reflexionar: ¿he sido culpable de controlar el acceso a Jesús? ¿Decidiendo (ya sea conscientemente o no) quién es digno de recibir Su amor?

Aunque nunca me han acusado de inflar los precios del sacrificio, me pregunto cuántas personas he considerado como “demasiado perdidas” para que Dios las salve. ¿Qué tan frecuentemente he mirado hacia el otro lado en vez de actuar con compasión? ¿Cuántas oportunidades he dejado pasar para recordarle a alguien que es amada por el Dios del universo?

¿Cuántas veces mis palabras o mis acciones han reconstruido involuntariamente las mismas barreras que Jesús vino a derribar?

¿Cuántas veces lo has hecho tú?

¿Cuántas veces hemos decidido que nosotras no somos suficiente y descartamos el amor de Dios por nosotras?

Que este día de la Semana Santa nos recuerde que el amor de Dios es para todos. No se requiere control de acceso.

Padre, te doy gracias porque Jesús vino a derribar todas las barreras entre Tú y nosotras. Te pido que nunca actúe de manera que impida que otros te encuentren y experimenten Tu amor por ellos. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Lucas 19:10, porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido. (NBLA)

Romanos 2:4, ¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No ves que la bondad de Dios es para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado? (NTV)

En las Escrituras se nos recuerda repetidamente que Jesús vino a salvar a los perdidos. Cuando encuentres personas que están lejos de Dios, en lugar de darles la espalda, elige actuar como lo haría Jesús y permite que Su amor fluya a través de ti. Puede que ese sea el momento que nunca se hubieran imaginado que esperaban.

¿Cómo puedes demostrar el amor y la bondad de Dios a quienes están lejos de Él? Nos encantaría que nos compartieras tus ideas en los comentarios.

© 2024 por Stacy Lowe. Todos los derechos reservados.

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