Pero enseguida Jesús les dijo: «Tengan ánimo, soy Yo; no teman». Mateo 14:27 (NBLA)

Ha sido un día tempestuoso; tengo todas las emociones enredadas, el plazo de entrega se acerca para proyectos que aún no he tenido tiempo de comenzar, y tengo en mente la preocupación constante de que Dios no tiene prisa para ayudarme a salir de mi temor más reciente.

Mi barca espiritual está destartalada, lejos de la seguridad de la costa. Cuánto me gustaría tomar el control de todo, pero las olas siguen azotando, y mi corazón se sacude en la marea.

Cuando las tormentas de la vida arrasan, podemos sentirnos desesperanzadas. Pensamos que la siguiente ola que venga nos echará del barco y caeremos en el mar. Entramos en pánico, y nos preguntamos si se olvidaron de uno.

Pero bajo la luz de la luna, aparece una figura en medio de la neblina. Una figura sobre las olas se acerca. Pareciera que nada lo aturde. Sus ojos fijos en nosotras; Su mano extendida hacia nosotras. ¿Quién es esta persona que no se flaquea al enfrentar el oleaje de las olas y la lluvia fulminante?

“«Tengan ánimo, soy Yo»”, Jesús nos dice en Mateo 14:27. Y luego dice: “«no teman»”.

Jesús vino por nosotras. Cada paso que Él toma es firme y tiene un propósito. Él sabe exactamente dónde nos encontramos en nuestras tormentas y nada puede impedir que Él nos ayude a atravesarlas. Los vendavales de lucha podrán soplar a todo dar. Pero Jesús viene directamente hacia nosotras, parado encima de aquello que tememos.

No existe nada que no podremos enfrentar cuando el Señor que calmó las aguas desea calmar aquello que arrasa por dentro de nosotras. Él viene para acompañarnos justo en medio de nuestras tormentas sin vacilación. Así es Él.

Él incluso nos invita a salir de la barca y pisar las olas, contrario al terror que sentimos en el corazón. Él nos llama con tan solo una palabra: “«Ven»” (Mateo 14:29, NBLA).

Nos da la oportunidad de permitir que nuestra fe sea más grande que nuestro temor, y poder caminar hacia Aquel que está de pie con las manos abiertas. El Dios que camina sobre el agua para encontrarse con nosotras, no permitirá que nos hundamos.

¿Crees que Dios está dispuesto a caminar dentro de tu tormenta, en medio de las olas que te agitan? ¿Confías en Él lo suficiente de manera que cuando Él te extiende Su invitación, sales de la barca en fe?

 Amiga, estamos seguras en Sus brazos.

Dios dirige nuestros pasos y los hace seguros. No tenemos que preocuparnos de dónde vamos, porque sabemos quién nos guía. Está bien admitir que tenemos miedo o que estamos fuera de nuestra zona de confort. Si nos sentimos irritables, podemos acercarnos más a Dios, quién nos da todo lo que necesitamos a lo largo del camino. Él está caminando hacia nosotras en la tormenta; dejemos que Jesús calme la marea de nuestros corazones.

Padre, mi corazón está doliente hoy. Las tormentas de la vida me tiran por todas partes, tengo miedo y estoy cansada. Ayúdame a extender mi fe por medio del consuelo que brinda Tu presencia. Gracias por estar en control de mi vida. Puedo confiar en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 14:31, Al instante Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». (NBLA)

¿Cómo se ha encontrado Dios contigo en medio de tus tormentas? ¿Cómo te consuela el hecho de que Él está contigo en aquello que enfrentas hoy?

Busca tu canción de alabanza favorita y escúchala durante el día. Mantén tu corazón en un estado de alabanza mientras Él te ayuda a atravesar ese problema.

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© 2024 por Sarah Freymuth. Todos los derechos reservados.

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