Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Salmo 13:5 (NVI)

«Por favor sálvala, Padre. Te ruego que abras sus ojos a Tu amor por ella. Por favor haz que Tu luz brille en lugares oscuros, y predisponga su corazón a que siga a Jesús como Señor».

De rodillas, entre lágrimas, rogué a Dios por la salvación de mi amiga. Le había llevado su nombre a Él durante años, y no sólo el de ella. De hecho, mi lista de nombres era muy larga.

Aún sigo orando para que muchos amigos y miembros de mi familia lleguen a la fe en Cristo. Oro para que reconozcan su separación de Dios y para que acepten Su don gratuito y misericordioso de la salvación. Deseo desesperadamente que Dios llame a estas ovejas perdidas hacia Él.

Pero esperar a que llegue ese día resulta muy difícil.

Mientras oraba por mi amiga esa noche, el dolor y la preocupación amenazaban con consumirme. Finalmente, tuve que afrontar algunas preguntas difíciles. Confiaba en que Dios escuchaba mis llantos, pero… ¿se había olvidado de mis seres queridos? ¿Había olvidado los nombres que había traído delante de Él?

En el Salmo 13, David el salmista también se preguntaba si Dios había olvidado sus preocupaciones. Él luchaba contra el dolor en su espera y clamaba a Dios con desesperación tal como lo hago yo. “¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu rostro?” (Salmo 13:1, NBLA).

David rogó por un cambio y por la intervención del Señor, pero aún no había llegado el tiempo. En vez de darse por vencido, permitiendo que las decepciones o la desilusión lo quebrantaran, David hizo algo inesperado.

Él dijo,“Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Cantaré salmos al SEŃOR, porque ha sido bueno conmigo.” (Salmo 13:5-6)

Frente a su miedo, David decidió confiar en el amor inagotable de Dios. Se regocijó en la salvación, reconociéndola como un don de Dios (Efesios 2:8-9). Sabía que el Señor se preocupaba por Él, así que cantó incluso durante su espera.

Nuestro Padre se preocupa por todas las personas como portadoras de Su imagen. Nos formó en el vientre y tiene contados los pelos de nuestras cabezas (Salmo 139:13-16; Lucas 12:7). Si nos preocupamos tanto por nuestros seres queridos, ¿cuánto más podemos confiar en que nuestro Padre se preocupa profundamente y de manera compasiva por cada uno de ellos como obras Suyas? Hoy podemos descansar en la verdad de 2 Pedro 3:9,

El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan (NVI).

En los tiempos del Señor, Él estableció a David como rey de Israel. 14 generaciones más tarde, a través del linaje familiar de David, nació Jesús. A través de la espera paciente de David, el Señor estaba resolviendo todas las cosas para bien.

Dios ama a tus amigos y a tu familia inmensamente, sin medida. No se ha olvidado de ellos. Está persiguiendo corazones pacientemente, poderosamente y misericordiosamente para que muchos puedan conocerle. Mientras tanto, podemos confiar y regocijarnos en Su gran amor.

Querido Dios, gracias por amar a mis seres queridos y por recordar cada uno de sus nombres. Por favor recuérdame Tu paciencia bondadosa, y lléname de paz mientras veo crecer Tu Reino. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 33:20-22, Nosotros ponemos nuestra esperanza en el SEÑOR; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. En él se alegra nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu amor inagotable nos rodee, SEÑOR, porque solo en ti está nuestra esperanza. (NTV)

Dios está trabajando detrás del telón. ¿De qué manera puedes redirigir tu preocupación de vuelta a la adoración, enfocándote menos en la situación que ves delante de ti y regocijándote más en la bondad, la gracia y el don gratuito de la salvación de Dios?

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© 2024 por June Chapman. Todos los derechos reservados.

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