Cambiar es posible… y no sucede de la noche a la mañana

Sin importar cual haya sido tu lucha, la victoria es posible hoy. Tristemente, la mayoría de nosotras no creemos que esto sea cierto. El problema es que tendemos a medir el éxito a largo plazo, mientras minimizamos la victoria absoluta que encontramos en los pequeños éxitos.

Honestamente, necesito recordarme de esto constantemente. Por ejemplo, recientemente he intentado ser más activa al definir mi meta de caminar 10,000 pasos diarios. Algunas veces, siento que tengo la agenda tan apretada que simplemente no tengo ganas de añadir una caminata extra, y empiezo a convencerme de que no es tan importante. Pero la verdad es que cada paso que doy es un pequeño éxito victorioso mientras me enfoco en mover mi cuerpo.

Pero mira, eso tampoco significa que estaré lista para correr una maratón este año. Pero a medida que voy creciendo en base a los pequeños éxitos, esforzándome por mí misma, decisión tras decisión, día tras día, he podido ver cambios positivos en mi salud física, emocional y mental.

Este principio aplica a otras luchas también:

• Si decido no responder de manera cortante a mis hijos, y en vez, les respondo con cariño, ese es un pequeño éxito victorioso.
• Si decido detenerme antes de responderle al empleado de un negocio, y le sonrío en vez de ser dura, ese es un pequeño éxito victorioso.
• Si decido darle a mi amiga el beneficio de la duda, en vez de sacar conclusiones apresuradas de que ella quiso lastimar mis sentimientos, ese es un pequeño éxito victorioso.

Me gusta la forma en que nuestros versículos clave hablan sobre esto:

… esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia… (2 Pedro 1:5-6).

Aquí, la Escritura nos recuerda “esfuércense por añadir” algunas cosas a nuestra fe. Imagínatelo como un músculo. Tenemos músculos en todas partes de nuestro cuerpo, pero debemos añadir actividad a esos músculos para usarlos efectivamente y ganar resistencia. En la mayoría de los casos, nuestros músculos funcionarán bien mientras los ejercitemos. La virtud, el conocimiento, el dominio propio y la constancia también nos funcionarán bien mientras los practiquemos una y otra vez.

No sé como se verá la victoria para ti. Quizás es un ciclo de pensamientos al cual te gustaría dejar de darle vueltas. Quizá es un hábito que te gustaría fortalecer, como memorizar más de las Escrituras. Podría ser que quieras lograr metas que tienes para tu familia, o hacer algunos cambios que te gustaría ver en ti misma. Cualquiera que sea, te reto a que nombres lo que la victoria es para ti.

Esto es lo que sé: a veces la victoria se siente lejana solo porque la medimos por nuestro objetivo final, y los objetivos finales pueden sentirse abrumadoramente grandes, desalentadores y simplemente difíciles de alcanzar. Pero si en su lugar, empezamos a medir la victoria por las pequeñas decisiones que tomamos cada día, no lo sentiremos tan imposible.

• Antes de hacer diez flexiones, tienes que hacer una.
• Antes de memorizar todo un capítulo de las Escrituras, tienes que saber el primer versículo.
• Antes de empezar a vivir una vida más llena de paz, puedes detener ese pensamiento ansioso antes de que arruine tu día.
• Antes que tengas una mejor relación con esa persona, puedes empezar por tener una mejor reacción.

¿Lo ves? Cambiar es posible, solo que no sucede de la noche a la mañana.

Las cosas grandes son construidas un ladrillo a la vez.
Las victorias se alcanzan una decisión a la vez.
Una vida plena se elige un día a la vez.

Querido Señor, sé que contigo la victoria sí es posible. Día tras día, y decisión tras decisión. Ayúdame a creer esta verdad hoy. En el Nombre de Jesús. Amén.

RECOMENDAMOS

Es una victoria cada vez que decimos sí al plan de Dios. De hecho, la obediencia total a Cristo puede transformar un camino ordinario en un viaje extraordinario. En su libro Cuando las mujeres le dicen sí a Dios, al compartir experiencias personales y conocimientos bíblicos, Lysa TerKeurst te muestra cómo discernir la voz de Dios, seguir Su dirección y descubrir una vida de gozo y propósito al colaborar con Él.

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PROFUNDICEMOS

Filipenses 1:6, Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. (NVI)

¿Cómo te reconforta este versículo al recordar que Dios está obrando en ti y a través de ti día a día?

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