Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Hebreos 4:15 (NVI)

¿Alguna vez has pensado en cómo se siente Dios acerca de tus emociones?

En alguna parte del camino de mi propia vida, recogí el mensaje de que las emociones no eran buenas. Pensaba que no debía sentirme enojada o triste o frustrada y que Dios incluso estaba juzgando mis emociones. En el fondo, me hice una pregunta que quizá tú también te hayas hecho: ¿son mis emociones un pecado?

Pero a lo largo de los últimos años, mientras he estado aprendiendo a escuchar lo que mis emociones están intentando decirme, he descubierto una verdad que ha cambiado todo para mí: las emociones nunca fueron creadas con el propósito de ser arregladas; las emociones fueron creadas para ser sentidas. Más que simplemente una carrera de adrenalina, las emociones nos señalan el camino para conectarnos con nosotras mismas, con los demás y con Dios de una manera más profunda de la que pensábamos que era posible.

¿Cómo sé esto? ¡Porque Dios también tiene emociones! Aunque las emociones de Dios son diferentes a las nuestras porque Él es perfecto e inalterable, las Escrituras dicen que Él sintió felicidad acerca de todo lo que había creado (Génesis 1:31) y decepción ante la rebeldía de Su creación (Génesis 3:11-13). Él sintió enojo ante la rebeldía continua de la gente (Sofonías 1:4-6). Él sintió gozo cuando Abraham, David y otros le siguieron (Deuteronomio 30:9-10) y tristeza cuando siguieron su propio camino.

Debido a esto, las emociones son una faceta de lo que significa ser hecha a imagen de Dios. Por lo tanto, las emociones no son malas, y las emociones no son pecado. Las emociones ni siquiera son neutras. Cuando entendemos que Dios tiene un propósito y un plan para ellas, las emociones son buenas en realidad; y no solo algunas como la paz y el gozo, sino todas.

Todas las emociones son buenas. Es algo asombroso ¿verdad? Tenemos un Dios que siente emociones pero no peca; Él responde a todas Sus emociones correctamente. El autor de Hebreos dice de Jesús,“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado” (Hebreos 4:15).

Jesús sintió Sus emociones, les permitió atraer a la gente hacia Él, y no pecó. ¡Creo que podemos seguir Su ejemplo! No podemos evitar sentir emociones, y deberíamos permitirnos sentirlas, pero de una manera redimida, de manera que da vida, de una manera que nos lleva a conectar y a una mayor libertad.

¿Qué estás sintiendo hoy? ¿Estás contenta, triste, enojada o asustada? ¿Y qué crees que Dios está sintiendo acerca de esas emociones? Llévalas todas ante nuestro Dios, que no solo siente por Sí mismo sino que también se acerca a nosotras cuando estamos sintiendo todas nuestras emociones.  

Amado Jesús, gracias por crearme a Tu imagen y por el regalo de mis emociones. Hoy te pido que me ayudes a sentir mis emociones plenamente, ayúdame a verlas como buenas y ayúdame a no pecar. Usa todas mis emociones para acercarme más a Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Salmo 103:13-14, Como un padre se compadece de sus hijos, Así se compadece el SEÑOR de los que le temen. Porque Él sabe de qué estamos hechos, Se acuerda de que solo somos polvo.(NBLA)

¿Cómo crees que se siente Dios acerca de tus emociones? ¿Alguna vez has sentido que Él las está juzgando? Pasa tiempo reflexionando sobre por qué puedes sentirte así, y ¡pide a Dios que te ayude a ver tus emociones de la misma manera que lo hace Él!

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