… Jesús preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Juan 21:15a (NVI)

¿Alguna vez has sentido que Dios te insta a hacer algo que está terriblemente fuera de tu zona de confort?

Confieso que, si fuera por mí, tomaría el camino seguro y cómodo. Y luego, un versículo de la Biblia como el de hoy se avecina a mi perspectiva limitada y me desafía. Una pregunta se forma en mi corazón. Una que me obliga a detenerme y reconsiderar el camino que me aterra:

¿Amas a Jesús y lo quieres más que a cualquier otra cosa?

Es esta pregunta que Jesús le hizo a uno de Sus discípulos, Pedro, en una encrucijada crucial en la vida de Pedro:

 … Jesús preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? (Juan 21:15a).

Pedro había seguido a Jesús durante años, pero la vida se había vuelto difícil. Jesús fue crucificado y Pedro apartó la vista del camino del ministerio al que había sido llamado. En Juan 21:2-3, Pedro volvió a lo que le parecía seguro y cómodo: su ocupación original de pescar.

Cuando Jesús resucitó y apareció en la carne, arruinó las justificaciones de Pedro para ir a lo seguro. El destino de Pedro no era ser pescador por el resto de su vida. Debía ser un pastor del pueblo de Dios.

Para Pedro, amar a Jesús “más que estos” (Juan 21:15) podría haber significado priorizar el ministerio sobre la gran cantidad de peces que acababa de pescar. O “estos” podría haber sido cualquier otra cosa que alejara a Pedro de su llamado. Todos tenemos nuestras propias distracciones y preocupaciones en la vida, cosas que a veces elegimos por encima de Jesús.

Creo que Jesús vio el potencial de Pedro y quiso convertirlo de un pescador quisquilloso en un pastor bondadoso. Los pescadores contaban y juzgaban rápidamente los peces que capturaban. Tiraban los peces pequeños porque para venderlos tendrían que pagar más impuestos de lo que valían los peces. Miraban al pez y decían: «este sí, este no. Este sí, este no».

Pero Jesús estaba llamando a Pedro a terminar su temporada de ser pescador de peces y comenzar a ser pastor de personas.

De la misma manera, Jesús nos pide que lo amemos más que a las vidas que hemos conocido. Y así como Jesús equipó a Pedro al enviar Su Espíritu Santo para llenarlo y capacitarlo para su llamado (Hechos 2), Jesús voluntariamente nos equipa a nosotras. Tenemos el don de Su Espíritu Santo dentro de nosotras y también tenemos Su Palabra escrita para guiarnos continuamente.

Mi dulce amiga, no nos apresuremos a pasar por alto lo maravilloso que es que el Señor quiera obrar a través de nosotras, incluso con todos nuestros miedos y fracasos. No permitamos que el amor a la comodidad nos convenza de permanecer estancadas en las mismas viejas costumbres. Simplemente digámosle a Jesús: sí, Señor. Te amo más que estos... y sigamos hacia donde Él nos está guiando.

Señor, mi alma te declara «sí» ahora mismo. Aunque me tiemblen las manos... aunque me tiemblen los pies en este nuevo camino... hoy digo «sí». Te amo y viviré para Ti. Cámbiame. Guíame. Soy Tuya. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Juan 10:10, El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (NVI)

¿Qué significa para ti vivir “en abundancia”? ¿Qué siguiente paso te invita Dios a dar mientras caminas en la vida abundante que Él tiene para ti?

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