«es mejor tener un puñado con tranquilidad que tener dos puñados con mucho esfuerzo y perseguir el viento». Eclesiastés 4:6 (NTV)

Recuerdo ir al cine como adolescente con mis amigas y compartir un cubo gigante de palomitas de maíz. Mientras se iba pasando el cubo, trataba de recoger un puñado grande. Terminaba con una cascada de granos que se escapaban por mis dedos al suelo. Simplemente, mi mano no podía agarrar todo lo que intentaba recoger.

Me encantaría decirte que ya no intento tratar de agarrar más de lo que puedo manejar.

Lamentablemente, ese no es el caso. Y ahora son asuntos un poco más serios que las palomitas.

Eclesiastés 4:6 dice, “«es mejor tener un puñado con tranquilidad que tener dos puñados con mucho esfuerzo y perseguir el viento»”.

Mi propia mentalidad de “dos puños” nace de una comparación espiritual poco saludable. Mis dones espirituales tienden a ser pequeños y sencillos. Las palabras sencillas de ánimo. Los actos pequeños de servicio. Pero este mundo no suele celebrar las cosas sencillas y pequeñas. A veces las emociones de la incompetencia entran y me veo tentada a agarrar los dones de los demás.

¡Ella es tan extrovertida y se lleva bien con todos! Dame un puñado de eso, por favor.
¡Su pasión por la enseñanza es inspiradora! Sólo un poco de esto también.
Mira qué creativa es. ¿Quizás una pizca de habilidad artística para mí?

Me comprometo a demasiadas cosas, me esfuerzo y corro tras el viento. Estoy ocupada pero poco productiva, y las piezas de mi vida se deslizan por las grietas como las palomitas escapándose por mis dedos.

Amiga, Dios no nos creó para servir así.

La Biblia nunca nos dice que intentemos ser como todos los demás. De hecho, Dios revela una variedad encantadora cuando Él habla de los creyentes como miembros del cuerpo de la Iglesia: cada miembro tiene algo especial para contribuir al conjunto (1 Corintio 12:14-20). ¡Un cuerpo de solo ojos, por ejemplo, no sería un cuerpo muy eficaz! En lugar de eso, Dios nos llama a ser fieles a nuestros dones únicos.

Esencialmente, sólo existe una persona a quien deberíamos imitar, y es Jesús.

En Filipenses 3:12, el apóstol Pablo dice, “No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús” (NBLA, énfasis agregado). Con el poder del Espíritu Santo podemos aferrarnos al plan de Dios y Su propósito para nuestras vidas (Romanos 8:29).

Si seguimos a Jesús, Él hará crecer nuestros dones mientras crecemos en Él (Juan 15:1-5). Si mantenemos nuestros ojos puestos en Jesús, Él abrirá nuestros ojos a las oportunidades para servir, oportunidades que Dios tiene preparadas exclusivamente para nosotras (Efesios 2:10).

Así que, si te encuentras trabajando duro pero no siendo productiva, alcanzando pero todavía te sientes vacía, pregúntate a quién estás intentando alcanzar. Dejemos de intentar alcanzar ser como los demás. Alcanza a Jesús, amiga. Él pondrá en tus manos justo los dones que necesitas.

Padre, gracias por crearnos cada una con nuestros dones y propósitos únicos. Ayúdanos a detener nuestros esfuerzos inseguros y, en lugar de ello, fijar nuestra mirada en Jesús. Libéranos para poder ser las personas que Tú nos has creado a ser mientras seguimos a Jesús sobre todas las cosas. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Por favor, perdón, gracias es un libro inspirador de Mark Batterson que nos invita a vivir una vida de gratitud, perdón y generosidad… el opuesto de una vida celosa y descontenta. Con una combinación única de historias personales, anécdotas bíblicas y enseñanzas prácticas, el autor presenta una visión clara de cómo podemos cambiar nuestra vida y las vidas de los demás al adoptar una mentalidad de agradecimiento constante a Dios.

 

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PROFUNDICEMOS

1 Corintios 12:4-6, Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. (NBLA)

Efesios 4:15-16, Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, de quien todo el cuerpo, estando bien ajustado y unido por la cohesión que las coyunturas proveen, conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor. (NBLA)

Aprovecha el día de hoy para tomar unos momentos para dar gracias a Dios por los dones de otras personas. Busca maneras en que puedas animar a aquellos que tienen dones distintos de los tuyos.

¿Qué dones crees que son específicamente tuyos, aunque quizás aún no veas el propósito de Dios en ellos? Cuando sientes que estás deslizándote hacia patrones de la comparación espiritual, ¿cómo puedes re-enfocar tu mirada en Cristo? Nos encantaría escuchar de ti; comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2024 por Shelby Worsham. Todos los derechos reservados.

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