Tú has tomado en cuenta mi vida errante; Pon mis lágrimas en Tu frasco; ¿Acaso no están en Tu libro? Entonces mis enemigos retrocederán el día en que yo te invoque. Esto sé: que Dios está a favor mío. Salmo 56:8-9 (NBLA)

¿Tienes alguna petición por la que has esperado la respuesta de Dios por tanto tiempo que ya estás a punto de darte por vencida?

Entiendo eso a un nivel muy personal.

Sabemos que Dios todo lo puede, pero no logramos comprender por qué a veces parece que Él no interviene por nosotras. Lo entiendo, y he derramado muchas lágrimas por esto.

Es difícil vivir en ese espacio donde nuestra mente sabe que Dios puede hacerlo todo, pero hay pesar en nuestro corazón porque Él no está haciendo lo que esperamos, lo que hemos pedido en oración, en lo que hemos creído… por tanto tiempo.

Amiga, hoy yo seré la primera en ser testigo de tu dolor. Lo que sea que estés creyendo que Dios hará, yo estoy creyendo contigo. Él te escucha y te ve. Él conoce las lágrimas que has derramado y el dolor que estás experimentando. Sé que esto es cierto por versículos como Salmo 56:8-9:

Tú has tomado en cuenta mi vida errante; Pon mis lágrimas en Tu frasco; ¿Acaso no están en Tu libro? Entonces mis enemigos retrocederán el día en que yo te invoque. Esto sé: que Dios está a favor mío.

No importa lo que estemos sintiendo en este momento: enojo, tristeza, confusión… decidamos hoy renovar nuestra perspectiva a través de esta simple y poderosa verdad: Dios está a nuestro favor. El fijar nuestras mentes en esta verdad nos mantendrá centradas a través de la montaña rusa que es el orar por una petición por largo tiempo.

Aquí hay dos verdades que podemos considerar en medio de las oraciones no respondidas:

1. A veces la razón por la que sentimos que Dios no está respondiéndonos, es porque seguimos creyendo que Su respuesta será exactamente como nuestras expectativas.

Ya que los pensamientos de Dios son más grandes que los nuestros y Sus caminos mejores que los nuestros (Isaías 55:8-9), debemos creer que Sus respuestas siempre serán lo mejor para nosotras. Es por esto que seguirle a Él se llama “fe”. Entre más pronto confiemos en Sus respuestas, más podremos notar Su fidelidad y bondad con las cuales Él está tejiendo nuestras historias.

2. Una ausencia de respuesta por parte de Dios no significa que nos ha abandonado.

Cuando sentimos que no estamos yendo a ningún lugar con nuestras oraciones, es tentador alejarnos de Dios. Pero amiga, Él está ahí. Sigue presentándote frente a Él. Sigue clamándole. Cuando encuentres espacios donde tu corazón sufre, sigue llenándolos con conversaciones honestas con Dios.

Amiga, entre bastidores, Dios está haciendo por ti mucho más de lo que podrías imaginar. En medio de las oraciones sin respuesta con las que ahora batallas, oro para que puedas experimentar Su presencia vividamente. No porque todo sea perfecto, sino porque Él es bueno.

Padre Celestial, gracias porque siempre escuchas mis oraciones. Ayúdame a no agotarme en mi vida de oración, al contrario, usa mis oraciones para crecer mi fe en Tu fuerza y Tus capacidades. Te confío todo mi corazón, como también todos los resultados por los que estoy orando. En el Nombre de Jesús. Amén.

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Salmo 20:6-7, Ahora sé que el SEÑOR salvará a su ungido, que le responderá desde su santo cielo y con su poder le dará grandes victorias. Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del SEÑOR nuestro Dios. (NVI)

Aún en medio de nuestras oraciones sin respuesta, ¿cómo podemos confiar hoy en el nombre del Señor?

Nos encantaría escuchar tu opinión. Comparte con nosotras en los comentarios.

© 2024 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.

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