Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13 (NVI)

Después de una reunión familiar, mi hija entró en nuestra sala y me encontró llorando. «Extraño a tu hermana», le expliqué entre sollozos ahogados.

Mi otra hija se había mudado recientemente a miles de kilómetros de distancia, lo cual nos prohibía visitarnos. Mis amigas intentaron consolarme sugiriendo mensajes de texto y llamadas de Zoom. Quería replicar, No es lo mismo.

Anhelaba ver su cara, pasar la noche jugando y hablando de libros como siempre hacíamos cuando ella nos visitaba. ¿Cómo podría estar contenta con su ausencia cuando la extrañaba tanto?

En las Escrituras, el apóstol Pablo les dijo a sus amigos en Filipos que había aprendido a estar contento sin importar las circunstancias (Filipenses 4:11). Pablo luchó por satisfacer necesidades básicas como comida y vivienda mientras mantenía su ministerio itinerante. Pero compartió en Filipenses 4 que, ya sea que tuviera o no suficiente, ya sea que estuviera satisfecho o se fuera a la cama con hambre, podía estar contento.

La palabra griega que Pablo usó para “contento” también podría significar “autosuficiente” o “valerse por sí mismo”, describiendo la capacidad de seguir adelante a pesar de la situación actual de la vida. Ya sea que nos enfrentemos a una mesa o sillas vacías, el contentamiento encuentra la voluntad de no dejar que esas circunstancias nos devasten o paralicen.

¿Pero cómo? La respuesta de Pablo viene en nuestro versículo clave: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Es difícil afrontar la falta de familia o la escasez de provisiones básicas. Dios no nos pide que dejemos de lado nuestras emociones o deseos. Pero Él sí ofrece Su fuerza para que podamos seguir avanzando.

Unos versículos más adelante, Pablo nos asegura la provisión de Dios: “…mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19, NVI).

He visto a Dios hacer esto. Después de que mi hija se mudó, Él nos acercó a otros miembros de la familia. Disfrutamos de las reuniones familiares de nuevas maneras. Y Dios me conectó con nuevas amistades, desarrollando relaciones más fuertes que las que había tenido en mi vida adulta. Sobre todo, sabía que podía soportar extrañar a mi hija porque Dios me daría a mí (y a ella) la fuerza que necesitábamos para estar contentas con el lugar donde Él nos tenía en esta etapa de la vida.

Tal vez extrañes a alguien que se mudó a kilómetros de distancia o se mudó a su dirección final en el cielo. Puede ser desgarrador, lo sé, especialmente durante ciertas estaciones del año cuando ves a otras familias planeando eventos felices. Amiga, puedes seguir resistiendo, pero no sola. Dios está disponible para darte la fuerza, el consuelo y la sabiduría que necesitas para estar contenta con el lugar donde Él te tiene en este momento.

Señor Dios, hoy clamo por Tu fuerza. Ayúdame a estar contenta en este momento porque confío en Tu capacidad y Tu deseo de brindarme todo lo que necesito. En el Nombre de Jesús, Amén.

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© 2024 por Karen Wingate. Todos los derechos reservados.

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