Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos. Romanos 8:29 (NTV)

Una vez mientras estaba leyendo el libro de Romanos, Romanos 8:29 se adentró de manera fresca en mi corazón. Mis ojos se detuvieron en este versículo, y oré, ¿Señor, es Tu propósito primordial hacernos semejantes a Jesús?

¡Un plan noble y magistral! Pero sin duda esto debe ser para personas muy especiales y escogidas, pensé. Llegar a ser como Jesús, perfecto y libre de pecado, parecía un objetivo imposible. Amo al Señor y quiero ser lo que Él quiere que sea, pero ¿acaso es posible transformarse en alguien que pudiese representar a Jesús en el diario vivir?

Cuando era una jovencita, disfrutaba jugar a “sigue al líder” con las amigas del barrio. El juego trataba de imitar, copiar cualquier cosa que hiciese la líder. Si corría, saltaba o brincaba, nosotras hacíamos lo mismo.

Muy similar a aquel juego infantil, el Apóstol Pablo escribió en su carta a los Efesios: “Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo” (Efesios 5:1-2a, NTV).

Mientras reflexionaba sobre la instrucción de Pablo, me vino a la mente mi comunicación diaria con mi marido y mis hijos. Solía responder a sus peticiones demasiado deprisa y de manera impaciente. Mi comportamiento no podía considerarse semejante al de Cristo en muchas ocasiones.

Imitar y seguir a Jesús como un ejemplo a seguir es un desafío. Aún así, cuando aceptamos y creemos en el sacrificio de Cristo en la cruz, recibimos vida nueva a través del Espíritu Santo que mora en nosotras. Podemos comenzar el proceso de parecernos a Jesús y reflejar Sus atributos de amor, santidad, obediencia, corazón de servicio y confianza incondicional en el Padre. El siguiente versículo de Filipenses me alienta: “Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada” (Filipenses 2:13, NTV).

Así que he empezado a interactuar de manera más intencional con la gente. Es mi oración y mi propósito ser más cariñosa y paciente con mi familia, así como ser más amable y atenta con la camarera del restaurante, la dependienta de la tienda, con amigas y vecinas. Espero reflejar a Cristo ante cualquiera que se cruce en mi camino.

Mi conformidad a Cristo, sin embargo, sigue siendo aún un proceso constante mientras me protejo contra el orgullo, la impaciencia y la complacencia. Nunca puedo presumir de mi camino pasado con Dios. Mi capacidad para reflejar Su carácter viene solamente a través de mi diario caminar con Él, en el cual someto mis pensamientos, mis acciones y mis planes a Su voluntad.

Qué gratificante es pensar en parecerse a Jesús. Que este objetivo divino nos aliente no solo a aceptar Su propósito para nosotras sino a desearlo también.

Señor, gracias por Tu fidelidad en transformarme para parecerme a Tu Hijo. Oro para dejar una dulce fragancia de Cristo en cualquier miembro de mi familia, amiga o desconocida con la que me encuentre. Quiero amar a los demás así como Tú me has amado. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Nos encanta presenciar una vida larga bien vivida (no de manera perfecta), creciendo cada vez más como Cristo. Cynthia Heald ha estado dando conferencias y escribiendo libros y Estudios bíblicos durante muchos años, y es la primera en decir que aún sigue aprendiendo a los pies de Jesús. Su último libro es Becoming Like Jesus: Reflecting Christ in Your Everyday Life.

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PROFUNDICEMOS

Isaías 64:8, Y a pesar de todo, oh SEÑOR, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano. (NTV)

1 Juan 2:6, Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió. (NTV)

¿De qué manera concreta puedes hacerte más moldeable en las manos de Dios?

¿Qué cambios de actitud o acciones crees que necesitas hacer para vivir como vivió Jesús? ¡Nos encantaría saberlo en los comentarios!

© 2024 por Cynthia Heald. Todos los derechos reservados.

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