Devocionales

Jesús ve las lágrimas de la mujer

Sharon Jaynes 3 de julio de 2024
Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo. Lucas 7:13 (NTV)

Fue un día difícil. Estuve llorando y preguntándome si a Dios realmente le importaba mi situación. Pero de pronto me vino a la mente el recuerdo de una mujer en la Biblia que se encontraba en el momento más bajo de su vida.

Ella era viuda, que ya era lo suficientemente triste. Pero luego, sucedió lo impensable: también murió su único hijo. No puedes caer más bajo que eso, especialmente en una cultura con tan pocas opciones para valerse por sí misma. Todo su soporte familiar y financiero se había desaparecido. Estaba deprimida y con su alma abatida… todo parecía perdido.

Cuando Jesús llegó a la entrada de la aldea, salía una procesión fúnebre. El joven que había muerto era el único hijo de una viuda, y una gran multitud de la aldea la acompañaba (Lucas 7:12, NTV).

Ella caminaba en una procesión fúnebre, mientras sus lágrimas caían en el suelo polvoriento bajo sus pies. El dolor movía sus pies, uno frente al otro.

Justo cuando la procesión fúnebre salía por las puertas de la ciudad, Jesús entraba por ellas. Esto es lo que sucedió después:

Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo. Luego se acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron. «Joven—dijo Jesús—, te digo, levántate». ¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre (Lucas 7:13-15, NTV).

Sí, definitivamente fue un milagro que Jesús resucitara a ese joven, pero ¿sabes lo que me impresiona aún más? La compasión que Jesús sintió por esa mamá doliente. Cuando Jesús la vio, Su corazón rebosó de compasión. Él la vio. Él te ve a ti.

Aunque no sepamos todos los propósitos de Jesús con este milagro, sabemos que, en parte, nació desde un lugar de angustia divina por el corazón roto de una mamá. Sus lágrimas Le movieron física y emocionalmente. “«No llores», le dijo” (Lucas 7:13b). Jesús ha sido y sigue siendo un compasivo secador de lágrimas de las mujeres.

Adoro el hecho de que esta historia comienza con una mujer saliendo por la puerta de la ciudad, mientras Jesús entraba por el mismo lugar. En pocas palabras, sus caminos se cruzaron. ¿Coincidencia? De ninguna manera.

Lo más probable es que, en su dolor, ella ni siquiera haya notado la presencia de Jesús, o tal vez ni siquiera conocía quién era Él. Pero Él se fijó en ella, y también se fija en ti y en mí.

Ella no pidió un milagro. Ella no esperaba nada. No hay evidencia de su gran fe o tan siquiera un rastro de esperanza en que algo cambiara. Jesús simplemente vio a esta mamá doliente y, lleno de compasión, secó sus lágrimas y deshizo la razón de su llanto.

Podríamos estar tan ocupadas que no logremos reconocer que Jesús está caminando a nuestro lado o cruzando caminos con nosotras. Pero debes saber esto: Él siempre se fija en ti, siempre se preocupa por ti y siempre está listo para secar tus lágrimas.

Querido Señor, gracias porque te preocupas por mí. Ansío llegar al cielo, donde ya no habrá más lágrimas. Pero mientras tanto, me llena el corazón saber que Tú eres un Dios de compasión, que seca mis lágrimas. En el Nombre de Jesús. Amén.

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Marcos 7:25-26b, Enseguida una mujer que había oído de él se acercó y cayó a sus pies. Su hijita estaba poseída por un espíritu maligno, y ella le suplicó que expulsara al demonio de su hija. (NTV)

Puedes leer el resto de este “momento de mamá” con Jesús en Marcos 7:24-30. Este fue el único milagro que Jesús realizó mientras se encontraba en esa región. ¿Podría ser que Él pasó por ahí por una sola mujer? ¿Cómo te hace sentir pensar que Jesús se detendría en una ciudad simplemente por compasión de una mujer sufriente?

Cuéntanos sobre alguna ocasión en la que hayas sentido que Jesús se detuvo por ti. Quizás lo experimentaste de forma física a través de alguien que te ayudó o te asistió actuando como Sus manos y Sus pies. O tal vez lo experimentaste espiritualmente al sentir Su presencia. ¡Comparte con nosotras en los comentarios!

© 2024 por Sharon Jaynes. Todos los derechos reservados.


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