Dichosos los que saben aclamarte, SEÑOR, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia. Salmo 89:15-16 (NVI)

¿Padeces del síndrome de comparación espiritual? Puede sonar así:

«Desearía orar como Susie… Se ve que ella tiene una línea directa al paraíso».
«Si tan solo pudiera memorizar la Biblia como Jen… Ella recita capítulos enteros a la vez».
«Nunca escribiré un diario artístico en mi Biblia como Rhonda… Ella crea el arte más hermoso».
«Al menos voy al día con mi plan de lectura de la Escritura…  Fátima está atrasada por dos semanas».

Cuando comparamos nuestros hábitos espirituales con los de otras, podemos sentirnos inferiores y desanimadas u orgullosas y realizadas, pero el resultado es el mismo:

Nuestros corazones se alejan de la presencia de Dios.

Pero cuando miramos de cerca, aprendemos que no existe una fórmula devocional única prescrita en la Biblia. Dios nos creó con personalidades únicas, estilos de aprendizaje, fortalezas y experiencias, y como nuestro amado Creador, Él nos invita a traer todo nuestro ser a Él en adoración.

Vemos este principio en el Salmo 89:15-16, que dice: “Dichosos los que saben aclamarte, SEÑOR, y caminan a la luz de tu presencia; los que todo el día se alegran en tu nombre y se regocijan en tu justicia.”

A través de la historia de Israel, los líderes de adoración escribieron Salmos y enseñaron al pueblo nuevos cánticos de alabanza para celebrar al Señor durante los servicios de adoración del templo. Pero su adoración se extendió más allá de los atrios del templo: el pueblo debía “caminar a la luz de [Su] presencia… todo el día” (Salmo 89:15-16).

Ya fueran granjeros cantando mientras araban, tejedores orando en el telar o parteras alabando a Dios cuando nacía una nueva vida, debían aprender y practicar activamente nuevas formas de regocijarse en el Señor.

¿Cómo se verían nuestras vidas si adoptáramos esta mentalidad de crecimiento con Jesús? ¿Qué pasaría si, en vez de comparar nuestros hábitos espirituales con los de otras, le pidiéramos al Espíritu de Dios que nos enseñara a alabarlo por la forma en que Él nos hizo?

Por ejemplo, mis garabatos de figuras de palitos en los márgenes de mi Biblia nunca impresionarán a Pinterest, pero eso está bien. Me siento más cerca de Dios mientras observo en silencio una puesta de sol y profundizo en la teología.

¡Imagina celebrar a nuestros hermanas y hermanos en Cristo en lugar de sufrir esa temida comparación!

Podemos agradecer al entusiasta de la Biblia de nuestro estudio bíblico cuyo conocimiento nos da algo en qué reflexionar durante la semana.

Podemos apoyarnos en aquella guerrera de oración cuando necesitamos que alguien nos apoye durante una crisis familiar.

Podemos apreciar a aquellos cuyos dones son diferentes de los nuestros, y podemos recibir la forma única en que Dios nos creó para adorarlo, deleitándonos en Él todo el día.

Padre Celestial, gracias por crearnos de manera tan diferente. Enséñanos cómo deleitarnos en Tu presencia todo el día. Dejamos nuestras comparaciones y anhelamos celebrar lo que Tú estás haciendo en cada una de nosotras. ¡Ayúdanos, Espíritu Santo! En el Nombre de Jesús, Amén.

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1 Corintios 12:27, Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo. (NTV)

¿Cuál es una forma en que puedes animar a una hermana o hermano en Cristo que es diferente a ti? ¿Cómo pueden celebrar sus diferencias y aprender cómo Dios los creó a ambos para conectarse con Él?

¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

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